..

ESTE BLOG ADMITE COMENTARIOS ANÓNIMOS.
ESTE BLOG APRUEBA TODAS LAS OPINIONES SIN REVISIÓN Y SIN CENSURA DE LAS MISMAS, EXCEPTO EN AQUELLAS REALIZADAS EN PERÍODOS POSTERIORES A 14 DÍAS DESPUÉS DE LA PUBLICACIÓN DEL HILO ORIGINAL, Y EXCLUSIVAMENTE POR TEMAS DE SPAM.

JAMÁS SE HA BORRADO UN COMENTARIO.
AGRADECERÍA, POR CORTESÍA SIMPLEMENTE, QUÉ SI DEJAS TU OPINIÓN DEJES TAMBIÉN TU NOMBRE, TU NICK, TU AVATAR O LO QUE SEA QUE QUIERAS LLAMARTE.
TENGO UNA AMPLIA COLECCIÓN DE ANÓNIMOS QUE NO SÉ SI VOLVIERON ALGUNA VEZ... Y... ME JODE.
A TI TAMBIÉN TE JODERÍA.
GRACIAS.
Por cierto, todas las imágenes, exceptuando mi careto que es el que mi madre me dio en su día, han sido sustraídas y robadas del mundo virtual de modo legal, por lo menos eso es lo que afirmaré delante del juez.
Es broma.
Si alguna de ellas tuviera copy raid y casualmente eres el propietario de tal derecho y de la imagen, por ahí abajo está mi correo, me lo dices, te la devuelvo, y tan amigos.

Por otro lado, todos los textos de este blog son míos, si apareciera la pluma de otro, lo haría con su firma. Siempre.
Si te llevas alguno, cita y enlaza, no me importa que compartas, pero que yo no me entere de que te lo has apropiado.
Internet es un pañuelo.


LIVERTAD. Jamás me obligareis a escribirlo con B

09 mayo 2011

QUERIDA NIÑA



Una vez, hace mucho, mucho tiempo, conocí una niña que no era igual que las demás. Apenas tenía amigas y solía llevar moratones en las piernas...

Este no es un bonito principio para un cuento, me saltaré un trozo.

Aquella niña fue creciendo y empezó a trabajar en una fábrica de envasado, era un trabajo aburrido y rutinario, ella tenía 16 años y no le gustaba pasarse ocho horas frente a una máquina que no dejaba de hacer ruido, o pegando cajas de cartón a mano porque el gerente era tan idiota como el mecánico. Pero lo hacía.
Sabía que tenía que hacerlo.
Punto.

Y buscaba entre la monotonía de lo absurdo, una pequeña esquirla que le diera color a la vida.
Hizo de aquel ruido una melodía continua bajo sus pies, y buscaba ritmos entre el resoplido de la máquina comedora de presentes, y los encontraba, mientras contaba las piezas que tenía que colocar en cada línea, de veinticinco en veinticinco, cien por línea, diez líneas por piso, tres pisos, cajas de tres mil.

Antes de cerrar las cajas, escribía poemas en las tapas por su parte interior, y jamás las firmaba, terminaba el verso con un buenos días, e imaginaba que alguien sonreiría en alguna parte cuando días o meses después encontrara sus palabras, un pequeño instante de felicidad anónimo y habría valido la pena.

Hoy me la encontré de casualidad, las niñas de los cuentos no existen aún así y sin existir, me ha mirado y me ha dicho: ¿sabes? a mí manera, aún escribo poemas en las tapas de las cajas, nunca pude dejar de hacerlo, porque la vida es poca cosa si sólo ves el envoltorio.

1 comentario:

Emilio Porta dijo...

"Una vez, hace mucho, mucho tiempo, conocí una niña que no era igual que las demás"

"Antes de cerrar las cajas, escribía poemas en las tapas por su parte interior, y jamás las firmaba, terminaba el verso con un buenos días, e imaginaba que alguien sonreiría en alguna parte..."

"¿Sabes? a mí manera, aún escribo poemas en las tapas de las cajas, nunca pude dejar de hacerlo, porque la vida es poca cosa si sólo ves el envoltorio"

Es extraño, encontrar, así, de golpe, a la autora de aquellos poemas que encontraba en las cajas de galletas que llevaba a mi casa. Qué suerte. Saber que esas maravillosas lineas, que aun guardo en mi memoria, son de Ana Obis, un extraordinario ser humano, una gran escritora y amiga, alguien que merece mucho la pena.


Esto no tiene título es simplemente lo que hay. Estoy remontando el vuelo y existen días mejores y otros más hijos de puta, pero no me he rendido y no voy a hacerlo tampoco, principalmente por que no me da la gana y por que aún me queda sangre.
A partir de aquí y por este motivo se puede leer cualquier cosa, algo que también me la suda bastante, es mi blog y es el espejo, es tan simple como reflejarse o no, si te quedas o te vas no es culpa mía, ni tuya, quizá nos parezcamos más de culo que de frente, en todo caso la puerta no tiene llave, no cierres al entrar y no des un portazo al marcharte.

licencia

Todo lo que hay en mi casa es propiedad mía, los textos sin firmar son de mi puño y letra, las obras firmadas pertenecen a sus autores y así constará en todo caso, todas las poesías de “el silencio del espejo” me pertenecen a mí.
Recuerdalo.
Un abrazo y muchas gracias por tu visita.
ah! la licencia real, anda por ahí abajo, es que la informática y yo no nos ponemos de acuerdo prácticamente en nada y esta vez, se ha empecinado en no querer subirme la imagen hasta aqui.
Ella misma, no pienso olvidarme de esto...
En fin...
Chat gratis