Hoy es uno de esos días en los que me apetece llorar, pero no lloro, en los que quisiera fugarme, pero no lo hago, uno de esos días en los que cerraría los ojos y dejaría que el tiempo pasara, pero los mantengo abiertos y mis retinas soportan el alrededor.
Un día de aquellos en los que ni tú, ni yo, somos nadie, nada. Un día egoísta y mal nacido, como la postguerra de la soledad.
Entonces, lamento mi día lanzando en botellas mensajes de angustia, por si te llegan. ¿para que me consueles? Para que lo sepas. Y nadie es el culpable, es la vida, que es así.
Hoy es uno de esos días en los que nada vale la pena. Ni negro, ni blanco, ni gris.
Un día sin límites. Limitado.
Un día con todo. Cero.
Hoy escribiría aquella canción que partió tu alma y le brindaría acordes que no son reales. En clave de sol y en compás de cuatro por cuatro, porque es más sencillo y la recordarás mejor.
Hoy es un día distinto porque así lo señala el calendario, porque las brujas duermen, porque no estoy.
Hoy respiraría mi aliento y me envenenaría tres veces, una de ellas para morir.
Hoy…
Miércoles, dice el tío del tiempo que tenemos calor para unos días más, yo lo mismo me asfixio y no lo cuento, de momento y como ves, ya se me van fundiendo las neuronas y no sé ni lo que escribo.
Un beso.
Aunque sea derretido.
2 comentarios:
¿Tiene que valer la pena el día, las circunstancias, lo de afuera?
No dependas más de ello amiga.
Un beso
pues no sé silvestre, supongo que no, pero tengo parte del cerebro derretido...
más besos.
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