No soy una experta en casi nada, en todo caso, en perder cosas.
No sé me da bien la matemática, ni hacer arroz con leche, ni mucho menos saltar a la comba sin poder evitar que se me líen los pies con la cuerda, y me rompa la cabeza.
De pequeña no sabía qué quería ser de mayor, y ya de mayor, he decidido que no quiero dejar de ser pequeña, al que no le guste, que se rasque, o ajo y agua, esas cosas.
Sin embargo hay algo que no se me da mal del todo, y es percatarme rápidamente del tipo de gente, que es la gente a la que veo; trasladado al mundo virtual, a la que leo.
Cuando meto mis narices –árabes ellas- por esos blogs que diox tuvo a bien poner en el mundo, suelo entrar porque el título del mismo capta mi atención.
Y normalmente, suelo atinar antes de empezar a leerlo, sobre si me va a gustar o no, lo que el creador de este, ha de decir.
Cierto es que a veces me equivoco, ¡ah, qué sería la vida sin sorpresas! Jódete y baila.
En la vida real donde si te caes te haces pupa, las palabras, los silencios y las miradas son una carta de presentación, al igual que el perfume o los zapatos sucios. En la vida virtual, un corrector pule las “b” y las “v” y una vez limpios los zapatos, solamente quedan las palabras y el orden que les das a estas para exponer tus ideas, reivindicar tus derechos o asentar tu opinión.
Reconozco que en mis hábitos de lectura, soy vaga por legislación propia -y hasta para dejármelo de sobras- me cansan los grandes escritores, las novelas largas y los tratados de incoherencia. Con la gente que no sabe escribir me pasa lo mismo que con la gente que no sabe hablar, que no atiendo, que me disperso. Cuidado, que no presumo de nada, ni me pongo por delante de nadie, aquí todo el mundo es muy libre de entrar y por supuesto, de no volver.
Sucede que soy corta de entendederas y, si me rizan demasiado las palabras, no lo entiendo. Y si no entiendo una cosa en el mundo virtual, pierde totalmente el interés para mí.
Cazurra que soy.
Por eso, cuando me encuentro con un blog como el que hoy me he encontrado, no pienso que diox existe, -iba a ser la primera vez- pero sí acabo con la sensación de que ese día, virtualmente hablando, no se ha perdido.
El blog se llama tal que así: demasiado perro para escribir un blog, demasiado bocazas para permanecer callado.
Tiene uno de esos títulos inocentes y a la vez cabritos, no he podido resistir la tentación de ciclar el enlace y ver qué se cocía allí dentro.
A mí me gusta: llano, rápido, limpio.
1 comentario:
Toda una declaración de principios, desde luego, el título del blog del amigo Jerónimo (que además escribe muy buenas novelas).
Sabía yo que tarde o temprano terminarías encontrando ese reducto de coherencia y sentido común... y es que al final Dios los cría y el viento los amontona ;-)
Besicos.
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