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Por cierto, todas las imágenes, exceptuando mi careto que es el que mi madre me dio en su día, han sido sustraídas y robadas del mundo virtual de modo legal, por lo menos eso es lo que afirmaré delante del juez.
Es broma.
Si alguna de ellas tuviera copy raid y casualmente eres el propietario de tal derecho y de la imagen, por ahí abajo está mi correo, me lo dices, te la devuelvo, y tan amigos.

Por otro lado, todos los textos de este blog son míos, si apareciera la pluma de otro, lo haría con su firma. Siempre.
Si te llevas alguno, cita y enlaza, no me importa que compartas, pero que yo no me entere de que te lo has apropiado.
Internet es un pañuelo.


LIVERTAD. Jamás me obligareis a escribirlo con B

03 diciembre 2008

¿Soy una madre políticamente incorrecta o apolítica correcta?

Tengo la insana costumbre de equivocarme, soy consciente de ello.
Lo hago como lo hace todo el mundo, ni más ni menos, eso no me hace ni mejor, ni peor persona, me hace humana. Tengo mis principios y mis propias ideas sobre la gran mayoría de las cosas, unas buenas, otras no tanto y alguna descabellada.
Como sé que me equivoco, deduzco que no soy ni mucho menos perfecta, ni como hija, ni como amiga, ni como pareja, ni como persona, y así hasta que se acaben las opciones, por ese mismo motivo estoy bastante lejos de ser la mejor madre del mundo.
Las habrá peores, por supuesto, pero mejores también y apuesto por ello sabiendo que no perderé.

Aún así, siendo una madre imperfecta y que a veces se equivoca, intento hacer las cosas lo mejor que puedo y sé.

Enseñando a mis hijos dentro de lo que considero unos principios básicos de disciplina, educación, modos y maneras. Debemos ser muchos en el planeta, porque los principios fluctúan y ondean muy a la par de ser cada quien, cada cual; y aunque entre mis principios se encuentra uno que es precisamente el de respetar los de los demás, hay veces en que no me queda otra que subirme a la silla, dar un golpe en la mesa y acordarme de la madre de alguno.

Si algo he anhelado desde que comencé con la ardua tarea de educar a mis hijos, es a que aprendan a ser justos. 
Aunque se jodan.
Creo que es un básico de convivencia, incluida principalmente la salud mental de uno mismo. Llegar a la cama y no tener absolutamente nada que reprocharse.
Indudablemente, dicho así suena precioso e idílico, el tema es que el término justicia es tan variable como situaciones y personas hablen de ella y ahí es dónde se comienzan a estipular parámetros, donde cada uno tiene su propia versión y sus vivencias que lo han llevado a que lo justo es esto, o simplemente, todo lo contrario.

En mi vida, siendo justa, me habré equivocado, pero no he perdido una sola noche de sueño creyendo que obré mal.
Las perdí por el dolor que me produjo actuar conforme a mis principios hasta la última consecuencia, y recuperé la sonrisa al darme cuenta de que no tenía de qué arrepentirme.

Dentro de las – mis- bases de la justicia se incluye un bloque que estipula que la violencia no es la solución a los problemas y que esta, se ataja con palabras.
¿siempre? Siempre es el primer paso, incluso el segundo.
Pero ¿qué sucede cuando la violencia no frena? ¿deja uno que se extienda? ¿es eso lo justo? ¿es válido el uso de más violencia para aplacarla? Rotundamente, sí.

Ese es el concepto visto desde mis ojos y desde las legañas que la vida se encargó de guardarme para mi uso exclusivo, yo tengo mis principios y ni siempre, ni todos, coinciden con los del resto.
Gracias al cielo.

Cuando presento esto delante de mis hijos, la cosa es bastante más minimalista: tu no le pegues a los niños NUNCA, pero defiéndete SIEMPRE.

La primera vez que le dije eso a mi hija, era pequeña, ahora ya no lo es tanto, -tiene catorce- y ayer le partió la cara y las gafas a un compañero de clase.

En realidad, primero fueron las gafas y la cara se la partió cuando consiguió levantarse del suelo porque él la había tirado y la estaba pateando en medio del aula.

Previamente los lupos habían volado después de que el niño le diera una colleja porque la culpó de algo que ella no había hecho.

Recapitulemos: Alejandro se saltó la primera norma de comunicación, dio por hecho algo y la acusó. Bárbara se defendió verbalmente diciendo que ella no había sido. Alejandro no la creyó y le dio un golpe. Bárbara se lo devolvió con tan mala fortuna que lo pararon sus gafas en lugar de sus narices que era lo justo. Alejandro la tiró al suelo y comenzó a darle patadas. Bárbara se levantó y le partió los morros.

¿Debía Bárbara desde el suelo, preguntarle porque me pegas?
Yo creo que no, que hizo lo correcto en todo momento. 
No, no está bien que llegaran a las manos, SIEMPRE debe ser la última opción, y la resolución del problema puede ser tan variable como cartas entren en el juego, pero cuando has caído al suelo ya no importa el motivo por el cual llegaste allí, debes defenderte.

Parece ser que el tutor no opina lo mismo, y que aunque reconoce que el culpable es el niño, baraja la posibilidad de expulsarlos a ambos.

Siguiendo mi organigrama, esperaré a ver cual es la decisión final del maestro, y, dependiendo de si la considero justa, diré o me callaré.

Entiendo que una actitud agresiva sea objetada desde el centro, venga de donde venga y se dirija en la dirección que sea, pero no toleraré bajo ningún concepto que sea castigada por defenderse.
Me niego en rotundo a que NADIE le diga a mi hija que debería haberse dejado pegar porque existen consecuencias negativas si no lo haces, porque él tiene un concepto de educación y yo, otro.
No, no la he castigado, no le he dicho que está mal lo que ha hecho, tampoco hemos celebrado el haber tenido que llegar a las manos, la violencia no es, JAMÁS, la mejor solución, aunque a veces, sea la única.

No se arrepiente y yo de momento, tampoco.

No, no soy la mejor madre del mundo, pero no va a ser este maestro quien ponga en la misma balanza los pesos necesarios, para que pese lo mismo un ataque que una defensa, y se castigue por igual.

No lo va a hacer porque yo a mis hijos les digo: tu no le pegues a los niños NUNCA, pero defiéndete SIEMPRE, en lugar de: mejor, pegas tu primero o, que pegar sea tu primera opción.
Pero sobre todo, no lo va a hacer, porque no es justo, porque lo justo hubiera sido que a Alejandro le hubieran dicho sus papás, que a los otros niños, no se les pega.


4 comentarios:

Mary Lovecraft dijo...

A mí particularmente, me produce cierto intríngulis (no me pidas que te lo defina que es un sentimiento y los sentimientos no tienen palabras, demasiado que lo etiqueté con ésta) decía, me produce cierto intríngulis el cómo la mayoría de maestros, profesores, etc tienen la base de su verdad como verdad única por el mero hecho de ser el maestro-profesor, con el agravante, la mayoría de los casos de que, no tienen hijos que les sirvan como modelo de aquello que predican. Entiéndaseme que lo que expreso está lejos de querer ofender a nadie, es sólo mi opinión personal al respecto, con algo, y me aventuro a decir sólo 'algo' de base, al tener un hermano profesor que no tiene hijos y una aquí presente que sí los tiene, y la de conversaciones que habremos tenido respecto a la educación amén de las tenidas con los diversos tutores de mi hija mayor, todos tan jovencitos, tan monos, tan no-padres y tan educadores ellos.
Es difícil el tema, el de unificar criterios educador-padres respcto a la formación como personas de unos niños...porque, ¿cuál es la función de cada actor en esta obra? hace años que se vienen solapando las mismas, desotorgando a unos, imponiendo a otros y todos queriendo estar (o no estar, según el caso) en el ajo cuando así les convenga.
Y los niños en medio.

Yo no creo querida gata-serpiente que nadie tenga derecho a responder a tu pregunta en tu nombre, sólo tú misma, pues nadie es juez de nadie.
No seré yo quien diga si actuaste correcta o incorrectamente ante tus hijos por educarlos de una manera, o ante el profesor, por lo que se le pueda venir encima.
Sólo decirte que lo trabajado con el corazón y los sentimientos en un puño, no puede estar equivocado.

Ah, por si te sirve de algo comparto tu visión del tema.
Totalmente.

un besaco! ¡¡muakas!!

Mary Lovecraft dijo...

tu correo no me deja enviarte mensaje :(

aspid dijo...

hola mary, gracias.
no, la intención no es, ni mucho menos que se me juzgue, o se juzgue mi postura o posición, aunque bienvenidas sean las críticas y diversos puntos de vista, si de ellos puede aprenderse algo.

tampoco la intención es dilapidar al maestro, he de decir por otro lado que lo conozco de referencias a través de mi hija, que jamás he tenido una reunión con él y que tengo por costumbre no prejuzgar a las personas sin haberles concedido antes una oportunidad de expresión, ya sea verbal o física, a la espera estoy de que manifieste sus intenciones y, entonces, sí, hablaremos del tema. a partir de aqui, ya veremos.

mi ENFADO, mi enorme enfado viene derivado a través de otro motivo, y este no es otro que los mensajes que ha lanzado contra Bárbara:
-no debes defenderte, pues serás castigada.
-recibirás el mismo castigo que el atacante.
- no importa que la culpa no fuera tuya, serás castigada igualmente.

todo eso, aparte de no ser justo, la traslada a una posición de vulnerabilidad absoluta.
ayer fueron las tortas en la escuela, a partir de ya mismo, el mundo, que querrá comersela como nos ha querido comer a todos, y cuando un compañero/a de curro, quiera comersela ¿que ha de hacer? dejarse "pegar"?

creo que poco tiene que ver, en este caso en particular, que sea un maestro o que no tenga hijos. no, lo que realmente me preocupa de esta situación es la visión de esta persona.
no está bien, lo que pasó, no debiera haber sucedido.
pero siendo que es un maestro, bien podría haberle propuesto un trabajo de diez hojas sobre las consecuencias negativas de la violencia, sobre porque las personas actuan de un modo u otro según las circunstancias, que la hiciera matizar en porque se arrepiente, pero no lo lamenta, en que punto fue donde se perdió la comunicación y comenzaron las manos, en sobre si se podía haber hecho algo por evitarlo...

una expulsión, para Bárbara, no es justa, pero no sólo no es justa, sino que además es inutil y lo mismo sucede con Alejandro.
y no sólo es injusta e inutil, sino que además servirá para que sigan culpandose el uno al otro del castigo que han recibido y realimente ese problema existente.

no, el tutor está actuando igual que ellos, se castigaron el uno al otro paulatinamente con razón o sin ella, y fueron aumentando el tamaño del castigo hasta llegar al suelo y a las manos.
y eso es lo que no puede hacer, porque esa es su violencia, su poder.

para que no se repìta, deben entender que es lo que ha fallado, si no, habremos perdido todos.

mala leche me pone el tema, cojones.

en fin, ya dije, que es que son muchas cosas, una gran bola, que este es uno de los hilos de la educación y los principios, pero como jode...

besos.

¿que te pasa con mi mail?

Xanadú dijo...

No me voy a meter en follones, pero cuando yo era monitora y había problemas, era tremendamente equitativa: la jodía uno, pagaban todos, sin excepción... y te puedo asegurar que en seguida se terminaron los problemas, porque se controlaban entre ellos, pero también es cierto que nunca, en los cinco años que estuve de monitora, ninguno de mis chavales llegó jamás a las manos ni nada por el estilo, porque antes de darse el caso, para eso estabamos los adultos, para hacerles entender que pegarse no lleva a nada.

Tal vez lo que tiene que hacer Bárbara es pasar del niño y cuando le vea venir, dejarle seco con algún corte bien dado, de manera que si el niño la pega, tu hija, esta vez sí, puede acusarle de agresión ante los profesores. Muy poco pícara es aún, pero tendrá que aprender, porque aunque te joda, el profesor ha ejercido algo básico y es que la disciplina, independientemente de quien tiene razón o quién pegó a quién, está por encima de eso... y en consecuencia es más que probable que les expulsen a los dos, aunque esa no sea ni remotamente una solución sino, más bien, una manera de agravar la manía que se tienen tu hija y el otro chico.

De todas formas, lo mejor sería que Bárbara pasara del chaval y que no entrara al trapo de sus provocaciones.

Un beso.


Esto no tiene título es simplemente lo que hay. Estoy remontando el vuelo y existen días mejores y otros más hijos de puta, pero no me he rendido y no voy a hacerlo tampoco, principalmente por que no me da la gana y por que aún me queda sangre.
A partir de aquí y por este motivo se puede leer cualquier cosa, algo que también me la suda bastante, es mi blog y es el espejo, es tan simple como reflejarse o no, si te quedas o te vas no es culpa mía, ni tuya, quizá nos parezcamos más de culo que de frente, en todo caso la puerta no tiene llave, no cierres al entrar y no des un portazo al marcharte.

licencia

Todo lo que hay en mi casa es propiedad mía, los textos sin firmar son de mi puño y letra, las obras firmadas pertenecen a sus autores y así constará en todo caso, todas las poesías de “el silencio del espejo” me pertenecen a mí.
Recuerdalo.
Un abrazo y muchas gracias por tu visita.
ah! la licencia real, anda por ahí abajo, es que la informática y yo no nos ponemos de acuerdo prácticamente en nada y esta vez, se ha empecinado en no querer subirme la imagen hasta aqui.
Ella misma, no pienso olvidarme de esto...
En fin...
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