Pone su pata sobre mi brazo y esconde el hocico. Tiene ese frío que sufren todos los bebés sean de la especie que sean. Muerde, juega, duerme y me persigue. Hunde sus patas en el comedero y deja un rastro de leche en forma de huellas por el suelo, una estela de ladridos infantiles suenan como la extraña canción del perro que llegó del monte.
Del perro que fue abandonado.
Alguien lo abandonó, alguien como yo, como tú, alguno de esta especie que compartimos. Es curioso que el perro sea el mejor amigo de hombre y el hombre no tenga amigos, que tengamos que ser la especie bastarda de la naturaleza.
4 comentarios:
Preciosa reflexión, Ana. Con un final muy acertado.
Te leo y recuerdo a mi viejo Mozart, y sonrío al pensar q ni la muerte hizo q me abandonara. Lo tengo muy presente en mis recuerdos todavía
nunca acaban de irse, es cierto.
suerte de ello. la memoria del alma es necesaria.
El ser humano es lo peor. Hace no mucho leía algo como que si los insectos desaparecieran también lo haría la vida en la tierra, en cambio si fuese el ser humano el que desapareciese, habría una explosión de vida.
Así de nocivos somos.
Precioso cachorro aspid.
Un besito
Hola oscurin XD qué de días.
qué lamentables somos como especie, qué asco damos.
coño, qué negativa estoy...
que nooooooooooooo, a ver si te retratas más a menudo. me gusta verte.
beso y eso.
Publicar un comentario