Alguien dijo que las letras no
tenían vida propia.
Ni siquiera cuando demostraron ser capaces de unirse para
formar palabras bellas.
Es más, incluso hubo quien las desestimó por livianas y las lanzó al vacío.
Pero Él, el viejo cuaderno se
mantuvo firme en su empeño.
Lo que los años le robaron a la vida, incluida la
memoria, permaneció por siempre a resguardo entre sus hojas. Fue este el motivo
por el cual, ella, que ya no recordaba ni su propio nombre, supo que una vez un
hombre la había amado por encima de todo, y sintió entonces que ese amor,
perduraba más allá de su silencio.
3 comentarios:
Plasmar todo el universo
en cuatro palabras solo
está al alcance de unas
pocas mentes.
La sutileza con la que
lo haces, es solo comparable
a la claridad con la que lo
expones.
sencillamente BELLO-que para
mí es una de las palabras más
hermosas-
Un abrazo.
muy bueno, Ana.
besoos
gracias paco y carmen.
sigo en el empeño de condensar el mundo.
las cosas pequeñas se aprecian mejor.
besos.
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