Fue descosiendo el pespunte que unía el bajo de la falda, después continuó con el de la camisa y arrancó los botones. Tirando de un hilo deshilachó los calcetines. Se quitó la ropa interior. No se deshizo las trenzas antes de cortarse a trasquilones el pelo y se quedó desnuda frente al espejo.
Ella veía una gran mujer.
Sus padres sólo veían la carcasa en el suelo y el cabello despeinado.
Su madre quiso coger las trenzas y darle un cachete, su padre llamarla niña.
Pero no fue posible, abrió las alas y se marchó.
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