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TENGO UNA AMPLIA COLECCIÓN DE ANÓNIMOS QUE NO SÉ SI VOLVIERON ALGUNA VEZ... Y... ME JODE.
A TI TAMBIÉN TE JODERÍA.
GRACIAS.
Por cierto, todas las imágenes, exceptuando mi careto que es el que mi madre me dio en su día, han sido sustraídas y robadas del mundo virtual de modo legal, por lo menos eso es lo que afirmaré delante del juez.
Es broma.
Si alguna de ellas tuviera copy raid y casualmente eres el propietario de tal derecho y de la imagen, por ahí abajo está mi correo, me lo dices, te la devuelvo, y tan amigos.

Por otro lado, todos los textos de este blog son míos, si apareciera la pluma de otro, lo haría con su firma. Siempre.
Si te llevas alguno, cita y enlaza, no me importa que compartas, pero que yo no me entere de que te lo has apropiado.
Internet es un pañuelo.


LIVERTAD. Jamás me obligareis a escribirlo con B

25 enero 2009

¿existen dos minutos?

¿Existen dos minutos?

Solamente dos minutos para detener las prisas y el mundo, dedicarlos a mirar dentro de mi misma, asustarme o envanecerme, o todo a la vez.

Dos minutos donde recordarme o proyectarme en el mañana, planear, olvidar si es necesario, crearme, morir, lo que sea. Dos minutos.

Dos minutos robados al tiempo, donde llamarte y oír tu voz, sin ruidos, sin un solo segundo de más, pero sí ciento veinte donde disfrutarte y odiarte, amarte y perderte de nuevo con presteza y hasta la próxima.

Dos minutos para componer una canción, desafinada si es necesario, con todas sus notas y todos mis miedos.

Dos minutos para que el alma repose de todo, incluida la vida, el poema y la muerte; sentir en la afonía del silencio, todas las vidas, todos los versos y cada final.

Dos minutos de tu tiempo coincidiendo con el mío, para que me abraces, o no, pero dos minutos donde mirarte a los ojos.

Dos minutos.

 

Quiero dos minutos ¿existen?

 

Existen en el cielo azul infinito ahora mismo puedo verlo, las nubes dormitan y se mecen sin prisa, detenidas y colgadas de la nada.

Existen en el volar de las aves, en el color de las hojas, en el ruido cadencioso del agua, en la armonía del bosque.

Existen.

 

Quiero ser el cielo, la hoja, el agua, el bosque, quiero ser el vuelo de las aves; ciento veinte segundos. Dos minutos, sólo yo y para mí.

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Esto no tiene título es simplemente lo que hay. Estoy remontando el vuelo y existen días mejores y otros más hijos de puta, pero no me he rendido y no voy a hacerlo tampoco, principalmente por que no me da la gana y por que aún me queda sangre.
A partir de aquí y por este motivo se puede leer cualquier cosa, algo que también me la suda bastante, es mi blog y es el espejo, es tan simple como reflejarse o no, si te quedas o te vas no es culpa mía, ni tuya, quizá nos parezcamos más de culo que de frente, en todo caso la puerta no tiene llave, no cierres al entrar y no des un portazo al marcharte.

licencia

Todo lo que hay en mi casa es propiedad mía, los textos sin firmar son de mi puño y letra, las obras firmadas pertenecen a sus autores y así constará en todo caso, todas las poesías de “el silencio del espejo” me pertenecen a mí.
Recuerdalo.
Un abrazo y muchas gracias por tu visita.
ah! la licencia real, anda por ahí abajo, es que la informática y yo no nos ponemos de acuerdo prácticamente en nada y esta vez, se ha empecinado en no querer subirme la imagen hasta aqui.
Ella misma, no pienso olvidarme de esto...
En fin...
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