sobre abrazos y milongas

Siempre me ha parecido bastante absurdo querer explicar algunas cosas qué, a mí parecer, -vaya por delante que mis pareceres han gozado siempre de una singular particularidad- son inexplicables, o cómo poco, complicadas, muy complicadas de explicar.

Si nos vamos al diccionario y buscamos la palabra avión, -lo primero que se me ocurrió- encontraremos una explicación que intentará dejarnos claro que es un cacharro que vuela en el aire pero que carece de plumas.
Evidentemente si no sabes que es un cacharro, desconoces el verbo volar y jamás viste una pluma, pues lo mismo te va a dar que el bicho se estrelle en tus morros.

En realidad lo que dice el diccionario es lo siguiente:

1.-Pájaro, especie de vencejo.
2.-Aeronave más pesada que el aire, provista de alas, cuya sustentación y avance son consecuencia de la acción de uno o varios motores.

(Peor me lo pones encarta)
Hay cosas que son intangibles, no el avión especialmente, pero a la acotación que he dado me remito para argumentarme.

¿se puede explicar lo qué es un abrazo?

Dice el dicciopinta este del pc, que un abrazo es la acción de abrazar… que debe ser lo mismo que una hostia y la acción de ahostiar, ya que en la tercera acepción comenta no sé que de una bofetada.

Pero sigue sin gustarme la “acción de ser abrazado”, porque además si busco “abrazado”, me encuentro que no existe, y lo más parecido es el “abrazador”, que, evidentemente es el que abraza.
La tierra es redonda, cierto, y ya podemos seguir dándole vueltas al tema.

Un abrazo, y ahora habla mi diccionario, pequeño, inconcreto y en el corazón: un abrazo, decía, es algo intangible, no existen los brazos que estrechan o rodean cuerpos, existen palabras que envuelven las almas.
No podría nunca nadie rebatirme que los abrazos tienen forma, puesto que son invisibles.
O color, dado que son imaginarios.
Tampoco podría nadie discutir que tienen vida, ya que se suponen.

Pero creo que me he ido a mi mundo sin números.
Perdón, ya vuelvo.
No, es igual, quedémonos en él y sigamos con la pre-teoría de la explicación de los abrazos.

Un abrazo, en mi diccionario, no contiene ninguna acción, es voluntario pero no intencional, consciente, sin premeditación.
Los clásicos: Uno se abraza a la vida. Al amor. A la amistad.

Se reciben abrazos de todo tipo: confusos, con destinos inesperados, incluso, abrazotes a traición.

Quiero profundizar en este último abrazo puesto que me parece el más interesante.
Un abrazote a traición es aquel que se hace con un guiño, a veces, es complicado saber desde donde viene, me remito a la intangibilidad del abrazo, y, casualmente, también de la del “abrazador”, que todas las combinaciones son posibles en esta vida y de casualidad estamos todos en este mundo.

Un abrazote consta de dos partes: la intención que se le presupone a lo que diría la encarta, esto es, abrazar, y la singularidad de un aumentativo informal y coquetón, (ote) que le resta seriedad al palabro “abrazo”, que por sí sólo es bastante parco e insustancial.

A traición. Hagamos una aclaración previa a la explicación: la preposición que previamente le acompaña añadida tras el –ote- le resta el significado de falta cometida de fidelidad (¿qué he dicho?) (yo no sé si significa algo, pero me ha quedado de fino) (mira, no lo voy ni a cambiar) (ea) siendo pues, y cambiando su forma al modo contrario que en un principio debería habérsele adecuado.

Por tanto, un “abrazote a traición”, y después de analizar tanto morfológicamente, como emocionalmente la frase y al abrazador, -bueno, morfológicamente, sólo la frase- decía, pasa de ser un abrazo austero, a ser un achuchonzote cómplice.



Y aprovecho, con este hilo para inaugurar una nueva pestañita que se va a llamar “mi diccionario”.

Solamente puedo decir gracias por venir…