Va por el mundo que parece la Reina de Saba ¿será la Reina de Saba? me pregunto en mi supina ignorancia. Rubia, creo que también tonta, creo, es un tópico que siempre me hace dudar y eso que soy morena ¿seré tonta? con un pareo, o algo, no sé, cosa pija donde las hubiere, de lunares oscuros, con un bañador que podría haber sido de mi abuela, a conjunto, osea, conjuntado con el trapo de lunares, pinza en el pelo, con muchas cosas brillantes que cuelgan y en una de estas, el viento, cierzo bruto donde los haya, lo mismo le saca un ojo de detrás de las gafas, pijas ellas sin lunares pero con más cosas que brillan.
La niña en el carro, mil casas donde caer y nace en la de la pija, pobre niña, fea, eso sí, la pobre niña es más digna de haber nacido en casa de mala genética que en una acaudalada, pero es lo que hay, ya se hará un parcheado con las perras de los papas, que se apañe la nariz, se alinee los ojos y se haga algo en el pelo ese tieso que Diox tuvo a bien ponerle en la cabeza, porque pobre bicho, es feo hasta dejárselo de sobras.
A su madre le encanta el morro de la criatura, pues vale, mejor para todos, porque si la deja en el orfanato no la recoge ni la monja.
Decía que la niña en el carro, con un vestido de flores pequeniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiitas, la braga del bañador de más flores pequeñiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiitas y en la cabeza un gorro de volantes, existe, lo juro, lo vi ayer en la piscina, evidentemente con muchas más flores tan pequeñiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiitas como las demás, desvía la atención, claro, va a ser que no era tan rubia la pija.
Y yo allí, flipando.
¿Qué estás mirando tan atenta? me preguntó mi marido, lo cierto es que no lo tengo claro, le contesté.
Y lo cierto es que no lo tenía claro, no sé si estaba mirando los lunares, el bañador de la abuela, el alucinante gorro de flores y volantes, el careto de la criatura, o, esperaba que el brillantito de los pelos le saltara el ojo de una vez, consiguiendo que alguno se levantara a llamar a urgencias mientras la sangre corría por los lunares, el bebé lloraba desconsolado, el carro se deslizaba peligrosamente hacía el agua, caía, alguien se tiraba a salvarlo, dudaba y se arrepentía, los gritos se oían desde la iglesia que nos queda a tomar por culo, la gente se amontonaba alrededor de la pija con el pincho clavado en la pupila y, yo decía: voy a comprarme un helado...
Me aburro, le dije a mi marido ¿y eso? me preguntó, la pija, que viene tan sosa como siempre. Ni pa llamar la atención vale...
1 comentario:
Querida mía... ando con las rubias más mal que bien!! Andaluza que soy y no me suelen gustar los lunares, los gorritos volantes aún menos...
Genial el texto. Un hadabeso!!
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