¿qué es la vida?
No lo sé. Preguntar qué es la vida es como intentar definir el amor, y ya sabemos que cada quien lo vive como sabe, o incluso, como puede.
Sólo puedo hablar de ella como parte integrante. Nunca como vida misma y, este hecho, no deja de ser curioso. O por lo menos a mí, me lo parece.
Quien me va siguiendo es conocedor de que no hace tanto, falleció mi padre, en abril de este año, seis meses, y las cosas van, la vida continúa, el mundo no se detuvo.
Hoy, trece de noviembre de dos mil diez, es el cumpleaños de mi padre.
Hoy hace ochenta y un años que nació.
Hoy, presente.
Hoy hubiera cumplido años, pasado en presente.
Hoy dentro de un año hubiera cumplido ochenta y dos, pasado en presente futuro.
Todo el día me acompaña una extraña sensación, él no está para verlo, no los va a cumplir, y sin embargo hoy no deja de ser su cumpleaños, este hecho será invariable hasta el final de los tiempos. Cada trece de noviembre hará un año más de su nacimiento, cada año será un año no cumplido pero que existirá de todos modos.
Pienso que quizá deberíamos haber comprado un pastel, haberle puesto velas y haber cantado, haber celebrado que hoy nació. Haberlo celebrado sin él, pero por él.
No lo sé.
¿qué es la vida?
No dejo de preguntármelo, y tengo la absurda sensación de que mientras lo hago, se me escapa por el simple hecho de hacerlo.
¿yo quisiera que los míos celebraran mi cumpleaños después de mi muerte?
Creo que sí.
Creo que me gustaría que lo hicieran.
Hoy intentaba imaginar a mi padre el día que nació, intentaba imaginar ese bebé que tiene toda la vida por delante, a mi abuela, que nació en el año mil novecientos seis, en junio, y que tuvo a mi padre como primer hijo. Intentaba ver todas las cosas buenas que ella esperaba para él.
Como todas las madres.
La ternura de la imagen, lejos de reconfortarme me ha dejado un amargo sabor.
Puta vida.
¿qué es la vida?
Creo que no quiero saberlo.
Voy a levantar mi culo del sofá y a sonarme los mocos, a lavarme la cara y a vestirme en condiciones, mi hijo tiene esta tarde compromisos sociales, una compañera de clase cumple años hoy y está invitado.
Así que iremos, cantaremos cumpleaños feliz, le daremos besos y tirones de orejas y la veremos soplar las velas, mi hijo estará entusiasmado y feliz, yo no tanto, pero asistiremos de todos modos y de corazón.
¿qué es la vida?
Pues no lo sé, pero en todo caso, a la vista está, continúa, y si la vida me permite la osadía, me gustaría felicitar hoy a mi padre y darle la enhorabuena a mi abuela, porque para ellos Hoy, es un día especial, y si a ella le da lo mismo, yo, todavía me acuerdo.
Gracias.
6 comentarios:
No puedo ni imaginar cómo sería mi vida sin mis padres. Lloro sólo de tratar de ponerme en esa situación y mejor paro. Me guardo los dolores para cuando sea inevitable. Los tengo a 11 horas de avión y creo que ni eso me ayudará a soportar el momento. La razón se nos escapa. Ninguna idea puede hacer que nos sintamos mejor, porque no los trae de vuelta. Esta semana que pasó he dado el pésame a tres amigas. Tres en una semana. Me digo que no, que eso no me indica nada. No puedo entender casualidades de esa índole. Espero que el dolor de la pérdida sea universal. Y si la gente sigue viviendo, es que se puede. Debe ser que luego se puede. Un abrazo y feliz día para tu padre y para vosotros.
gracias amalia.
la vida es lo que es y no hay más.
Como bien dices la vida es lo que es y ya está, no se puede definir.
Yo también me he planteado muchas veces lo que me gustaría que sucediese a mi muerte. Sinceramente creo que me haría ilusión que fuese todo "a la americana". Que se celebrase una fiesta donde todo el mundo riese recordando los buenos momentos.
La vida es demasiado corta para pasarla llorando.
Un besote
por desgracia, el dolor no viene con fecha de caducidad, ni siquiera con esa reseña de "consumir preferentemente ...". Quizá nunca te abandone, quizá se convierta en nostalgia, melancolía, remordimiento o alegría.
Ochenta años, ójala yo los viviera y alguien me recordase con amor. Pocos triunfos tan dulces desearía.
gracias oscuro.
gracias zorro.
Ando leyendo tu blog, leyendo sin comentar pero aquí tengo que hacer una parada y hablar. En junio de este año se cumple el tercer aniversario de la muerte de mi padre. A los siete meses de su muerte, el día de su cumpleaños, yo también le escribí un post, como tú has hecho. Yo pensé en lo mismo que tú has pensado y sentí lo mismo que tú has sentido, quizás por eso me emocioné con esta entrada.
Sigo prefiriendo recordar el día en que nació e intento pasar por alto el día de su muerte.
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