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01 febrero 2010

Sabandijas.


Hace unos días fuimos a la Ciudad Condal de caza.

Los días de caza cabe de casi todo en el saco, indiferentemente de que por norma los objetivos suelan ser similares. Esas cosas dispersas que tiene el ir de compras por los rastros, ya sabéis, vas buscando una lámpara y vuelves con unos calcetines de rayas, un mueble esquinero labrado y sin polilla, una pulsera para la niña, un jarrón, un botijo y si se tercia, hasta una lechuga. Los rastros y la improvisación, esas cosas.

Lo que no suele faltar en la saca suele ser algún libro.

Este último viaje, entre ellos una auténtica joya, un Rudyard Kipling en una encuadernación preciosa.

Un euro.

Y alguna cosa más por el mismo precio.

Este viaje yo pesqué dos, [soy particularmente jodida a la hora de leer] pero encontré dos libros que hacía tiempo andaba buscando, y en los ratos que mis ñajos me lo permiten, me arrebujo en el sofá y me los como a cachos.

Uno de ellos perteneció a alguien que tiene la mala costumbre de poner su nombre y apellidos en la primera hoja, y al lado, la fecha de, supongo, la adquisición del libro. ¿Un libro pertenece a quien lo compra? Un libro pertenece a quien lo lee, -ni siquiera es de quien lo escribe- y sin embargo que lo leas no te da derecho a pintarrajearlo, para eso están los cuadernos con dibujos, coño con la manía de mezclar churras con merinas.

Pero pasas página, -válgase si acaso, el juego- y comienzas a leer, y te sumerges, y acabas olvidando que el libro estaba datado y pseudo firmado por alguien que, al igual que tú, un día decidió adquirirlo para disfrutarlo.

Muchas veces, cuando pillo libros de segunda mano, me pregunto porque motivo se desprendieron de ellos, me gusta pensar que no les gustó, así mi conciencia se queda más tranquila. -no sé, es como robarle a un muerto-

Bueno, es igual, iba diciendo que andaba yo sumergida en mi lectura cuando al pasar una de las hojas encontré algo que en su momento había servido de punto a la persona que lo leyó anteriormente.

La cosa utilizada en este caso, era una de esas tarjetas que la gente se hace para anunciar los servicios ofrecidos, con su nombre, su teléfono, su móvil, un bonito fax para contactar y la dirección para que vayas si lo necesitas, muy completita ella.

El menda en cuestión era, o es, un prestamista.

Puedo imaginar mil razones por las cuales esa tarjeta llegó a instalarse dentro de mi nueva adquisición, seguramente, y, aunque una sola de ellas sería la buena, todas a su vez serían posibles; la cosa es, que me da que el motivo más lógico que se me ocurre, va a ser el bueno.

Y así es como llegó hasta mí el libro, por un euro, juas, pensé, que chollo, con la de días que hace que te busco, y alguien pensó antes que yo, juas, pues vaya mierda, con la de falta que me hace la pasta y este hijo puta me los paga a peso.

Se llama Annabel, y en su día tuvo el mal gusto de marcar el libro, ahora que sé su nombre y presupongo sus motivos, soy hasta capaz de ponerle rostro, -que imaginación no me falta- y no sé, si chungo es sentir que le robas a un muerto, creo que me gusta menos sentir que le robas a un vivo.

Tal vez la mejor opción es seguir creyendo que no le gustó. Que la tarjeta se la encontró en el metro y le dio un uso. Que el chico del rastro pilló una ganga después de una limpieza doméstica. Y tal vez así, Annabel, en mi conciencia, duerma tranquila esta noche y todos los demás dejemos de ser el título de este hilo.


20 comentarios:

Oscuro dijo...

Sí, a mí también me encantan los libros y más los libros viejos. Hace un par de semanas estuve en el rastro de mi ciudad y como siempre no puede evitar detenerme en los libros, al final no me traje ninguno, pero siempre me gusta mirarlos.

No entiendo cómo la gente se deshace de los libros.

Un besito bastet

Incierto dijo...

¡Nada te asombre, bastetAspid!.

De hecho, algunos no sólo ponen nombre y apellidos en los libros que adquieren, sino que su pauta es escribir también el mes y año en que los compraron.

Es más: Para una mayor obsesividad y una vez leídos por vez primera, los meten en bolsas de cómic (acid-free) del tamaño adecuado, que ajustan y cierran cuidadosamente con celo "invisible" de 3M. No les vale cualquier celo, vaya.

Toda una liturgia, como se ve.

Pasado este trámite, los libros ya son de uno para releerlos, no-prestarlos o, eventualmente, para dejarlos en herencia. Porque venderlos, va a ser que antes los quemarían ... si es que ya no se tiene ni para carbón.

¡Y eso sin ser prestamistas! ¿Qué no llegarán a hacer los auténticos traficantes del ramo? Mejor no saberlo.

Saludos (desembolsados).

Lore dijo...

Pues yo soy una de esas maniáticas terroristas de las que hablas.

Pongo mi nombre, mi primer apellido y a veces la fecha en que lo adquirí.
Por supuesto, los sello con mi ex-libris, comprado en un mercadillo de Londres, es de una dama antigua que lee un libro y la L de mi inicial.

Pienso, como Incierto, que mis libros serán mios hasta el día en que me mura, que lo heredarán mis hijos si los tengo, y si no los tengo, llegarán a manos de alguien que espero piense que un día alguien cuidó ese ejemplar, lo disfrutó, y dejó una huella porque le apetecía, y marcó ese párrafo porque le gustaba.

Y es que a veces también destaco párrafos con un lápiz, o hago anotaciones a pie de página.

Yo DISFRUTO mis libros a mi manera, y no me creo una terrorista por marcarlos. Con el tiempo olvido cosas que puedo recordar cuando los releo, veo mis marcas y anotaciones. Los disfruto de nuevo.

Para acabar, te contaré que una vez en una librería de segunda mano compré un libro marcado por un señor que se llamaba José C. Me gustó mucho.
Después volví, y me hice con 3 o 4 libros más que al abrirlos estaban marcados por ese mismo José C. Dentro de uno de esos libros encontré un recibo del banco del año sesenta y tantos. Era de José C. y supe que era de Córdoba. Los 3 libros me encantaron.
Así es que volví a la librería deseando encontrar más ejemplares sellados por el mismo nombre. Encontré muchos y los compré todos.

José C. leía las mismas cosas que me gustan a mi. Sé que le gustaban mis mismos párrafos porque a veces encontraba unas X pequeñitas pintadas en lápiz.

Creo que le robé libros a José C. pero fui muy feliz de sentirme acompañada.

Ya corto el rollo.

Un beso.

aspid dijo...

a ver lore, cariño, que vas a pillar la primera:

Se llama Annabel, y en su día tuvo el mal gusto de marcar el libro, ahora que sé su nombre y presupongo sus motivos, soy hasta capaz de ponerle rostro, -que imaginación no me falta- y no sé, si chungo es sentir que le robas a un muerto, creo que me gusta menos sentir que le robas a un vivo.

Tal vez la mejor opción es seguir creyendo que no le gustó. Que la tarjeta se la encontró en el metro y le dio un uso. Que el chico del rastro pilló una ganga después de una limpieza doméstica. Y tal vez así, Annabel, en mi conciencia, duerma tranquila esta noche y todos los demás dejemos de ser el título de este hilo.


¿ya, o tampoco?

incierto, cariño, yo contigo me he perdio :S
me lo explicas otra vez, si tienes tiempo y ganas ;-)

oscuro, para deshacerte de un libro existen mil motivos, unos menos trágicos que otros.
besos :D

Incierto dijo...

Esteee... pues lee detenidamente a Lore, que lo ha pillado a la primera. :P :P :P

O quizá no. Quizá... bueno. Tampoco es importante.

Saludocordios, pues.

aspid dijo...

ea, ¿y que tiene que ver que vosotros le pongáis el nombre con que yo he dicho?

porque lo que yo he dicho es que pienso que, tras como lo he comprado (el precio) y la tarjeta del prestamista, y el lugar donde lo hice (el rastro) creo que lo vendió porque le hacía falta el dinero y no por otra cosa y, eso, hace que piense que los tres somos unas sabandijas aprovechándonos de la ocasión.
y que el nombre lo único que hace es que pueda imaginarla.

no sé, mucho ponerle nombre a los libros, mucho leer vosotros, pero la interpretación de texto la tenéis pendiente :P:P:P:P

buej, me voy a dormir, que me ralláis. 0_o

besos
B E S O S

b
e
s
s
o
s.


pa que entendáis otra cosa :P

Incierto dijo...

Vayamos por partes:

1.- El que vende un libro exclusivamente porque necesita dinero es, claramente, reo de exterminio-mental. Antes se vende el movil-juguete, el Tomtom, la TV o cualesquiera otra chorrada tecnológica de las que tod@s tenemos alguna ... y que aporta mucho menos a la mente de un@ que un buen libro.

2.- Cuando se opta por comprar un libro de segunda mano, un@ no se esta aprovechando de la miserias de la población de Haití (o algo). Más bien, lo que esta el comprador es rescatándolo para darle la atención y/o cuidado que cree se merece. ¿Que no?.

3.- Justo por que es cierto lo dicho en el apartado anterior, llega a existir la casta de los traficantes de libros. Alguno de éstos, quizá, si que se irían a Haití a comprar a la baja. Pero supongo que Yahhvé les dará lo suyo en algún momento.

4.- Precisamente porque hay quien ama los libros (tal cual suena) surgen hasta sentimientos de culpa cuando se consigue una joyita de segunda mano y a un precio no-abusivamente-inflado. Pero eso son fantasías de moralidad y lo que cuenta es que ese libro, justo ese, ahora seguro va a cumplir su función. Cosa que no se puede afirmar de quien lo vendió... ¿quizá para un viaje de vacaciones?

Por todo ello (y más que no diré), puedes ir tranquila y no pecar más mientras rescatas volúmenes. El concepto de "sabandija" bien puedes guardarlo para la gente que... ¿se beneficia descaradamente a costa de los demás, por ejemplo?

Y esta es mi opinión, sometida a la de profesional mejor fundado. :)

Saludocordios.

aspid dijo...

vale, venga, me has convencido.
soy rescatadora de volúmenes, ahí es na.

roll:

besos

Anónimo dijo...

Yo compro libros. Y como no me caben, de muchos de ellos me deshago al cabo del tiempo. No tengo futuro en eso del comercio. No los vendo, los regalo a alguien que los quiera (o presto, que viene a ser lo mismo, solo que en lo de préstamos sí espero a veces -santa ingenuidad- que lo devuelvan) o los dono (qué palabro más horrible y pretencioso).
Algunos llevan nombre, fecha y/o sello.
Se van los que no me gustan /gustaron, los que me gustaron poco, los que me gustaron menos que otros.
Simplemente no me caben todos y tengo que hacer criba.

Es fácil encontrar dentro algún punto. Lo mismo un punto que un calendario de hace años, una hojita de papel quizá con alguna anotación o una tarjeta. No mía, sino alguna que me hayan dado y que olvidé dentro del libro porque no la utilicé más que para eso, para marcar la página.

Si el libro fuese mío la tarjeta estaría dentro porque el prestamista me la dio, la usé de punto y no volví a acordarme de ella.

aspid dijo...

hola anónimo :)

no hagas criba, cámbiate de casa.
por experiencia te lo digo.
te compras una casa con garaje, dejas el coche en la calle, y la cochera la llenas de estantes.

me sorprende que haya tanta gente que escribe en los libros, que marque algo no, como apuntaba lore, siempre hay algo que llama la atención y necesitas saber donde está, pero ponerle nombre es otro rollo.

y si, eso es cierto, de punto sirve cualquier cosa que marque.
mejor cualquier cosa que doblar una esquina, que es otro posibilidad :S

Incierto dijo...

A ver. Sigamos por partes:

1.- Marcar un libro como propio poniéndole nombre/fecha es un fetichismo de lo más aceptable. Máxime si ello se hace sólo cuando se ha leído y aceptado como digno de ser poseído. A fin de cuentas, pocos somos los que podemos marcar nuestro ganado en la modernez actual y los libros, siéndonos valiosos, cumplen función parecida.

2.- En cambio, quienes ponen notas, cruces, guioncitos, subrayados o cualesquiera otra cosa en el texto ofenden gravemente a Yahvé y ponen en peligro su alma-lectora. Si el autor no lo quiso así... ¿qué libertades son esas?. Y para cualquier otra necesidad de marcación, se relee el libro hasta memorizarlo y ya. No sea que vengan los bomberos de "Fahrenheit 451". ¿Eh?

3.- Como todo el mundo sabe, desde que se inventaron los post-it amarillos (los restantes colores son de mariquitas, claramente) sin más que doblarlos para que el adhesivo quede por dentro constituyen unos excelentes marcadores de libro. Cuando se estropean, se reciclan y a por otro. Y los hay en casi cualquier casa/oficina. No hay necesidad de usar tarjetas o, lo peor, publicidades de concursos-trampa de supuestas webs altruistas.

4.- Las páginas de los libros no se doblan nunca. Caca.

5.- Cuando los libros ya no caben, se regalan (si son buenos) o se tiran a reciclar (si no lo son) para salvar árboles o algo. Venderlos es algo peligrosamente próximo al ... ¿esclavismo?. Allá cada cual con su alma-lectora, pues.

¿Hemos arreglado ya el mundo con estos dislates?. ¿Si?. Pues pasemos a pensar en porqué se estudia jubilarse dos años más tarde los curritos, mientras que simultáneamente (¡en el mismo telediario lo cuentan¡) se estudia sobornar a los talibanes con pasta del Estado para que peguen menos tiros a nuestros soldados... que pagamos también por mandar a su país.

O pensemos si es imprescindible invertir en 18 gobiernos y las pompas de una Casa Real... si ya no va a haber dinero para que los ancianitos cobren su pensión tras currar una vida entera.

Lo sé. Estos inquietantes pensamientos me deben venir de haber leído tanto, que es vicio perverso. Es mucho más sedante ver fútbol diariamente en TV, sin duda. ¡Que guay los meses que se avecinan!. :(

Saludocordios.

aspid dijo...

a ver ana, respira hondo, cuenta hasta diez....
ooooooooooooooooooommmmmmmmmmmmmmmmmmmmm

razón tiene Caballero, dejémonos de sandeces, hablemos de crisis y anorexias mentales por parte de la realeza que nos gobierna y, centrémonos, en las cosas que nos ocupan en la vida cotidiana.
replanteemos si el canje no volvería a ser la medida oportuna en estos momentos tan duros y de tan poco peculio y, divaguemos sobre si las monedas no tienen algo que ver con el cambio climático.
seamos pues, consecuentes con el planeta y vayámonos todos al monte (yo de hecho, lo hago en breve)
un beso, o dos, quizá también un abrazo o abrazuco, o cualesquier cosa que a vos le apetezca en este momento de incertidumbre laboral, económica y social que nos ha tocado vivir a esta jodida generación de no ni-nis y, que de tan poco nos está sirviendo.

[me voy a correos a mandar un paquete exprés, y la cara que va a poner el pavo cuando vea semejante envoltorio, va a ser un lujazo, si se tercia, os lo cuento]
[o no]

Incierto dijo...

Deja, deja. Las cosas de la vida cotidiana oscilan entre lo insípidamente feliz o lo realísticamente deprimente (¡toma frase!). Ergo, mejor tirarnos de cabeza al tremendismo verbal en Internet, que es más vistoso. ¿Que no?.

Claro que siempre está la opción a la falsedad social que se ve (a veces) en el mismo medio. Pero eso ya va en carácteres. O en tolerancias, quizá, para quien disfrute tales juegos.

Y en el monte hay bichos.

¡Cuidado con "Generación ni-ni"! Es producto extremádamente adictivo y puede dar lugar a interesantes debates en pareja. Como todos sabemos, al Poder le viene bien que sólo se vea la TV para recibir la doctrina, sin jamás reflexionar sobre lo que se esta viendo realmente. Cuidadín, entonces.

Y buena suerte en Correos. Hay diálogos kafkianos entre señoras ¿dominicanas? y funcionarias adocenadas que es mejor no sufrir en una cola. Pero, al menos, las carcajadas interiores todavía no es obligatorio que se noten por fuera.

Saludocordios.

PD: Para que veas que no soy todo lo maligno que parezco y sólo por ser tu quien eres, me saltaré en tu blog una norma auto-impuesta sobre no hacer regalos indiscriminados en Internet. Uno de los mejores libros que he leído en toda mi vida es "Alamut" de Vladimir Bartol. Seguro que el del rumor lo tiene por alguna parte... caso que no lo hayas degustado ya. Obligatorio, diría yo. ;)

aspid dijo...

me voy directamente a tu postdata, y, no, no lo he leído, pero me juego el cuello que está en la biblioteca (iré a comprobarlo tras esto) y, si está (que estará 0_o )por el regalo ofrecido, me lo leo ;-)

y lo de correos no ha sido kafkiano, o tal vez sí, pero más que nada por que yo intentaba escaquearle centímetros al paquete para que me saliera más barato franquearlo.
el decía de medir por aquí, y yo le decía, mide por allá que es más chico, coño...

en fin, voy a ver.

Lore dijo...

Buen libro, cierto.
Lo tengo firmado, sellado yyyyyyy pinturreado :D

Ana, no tengo ganas de discutir contigo. Jo.

¿Qué eso de Ni ni?

Parecéis un par de borrachos.

Besos de ron.

aspid dijo...

la otra...

generación ni-ni:
ni estudia, ni trabaja.

o como la tuya en este caso:
ni s'entera, ni ná de ná.

claro, ahora que lo pienso, entre mi generación y la ni-ni, la tuya andaba por el medio...

ya verás si al final la culpa va a ser tuya 0_o

aspid dijo...

ah, coño, el libro... que no está :S
una biblioteca de más de seis mil volúmenes y ese, no está.
ya mandan huevos con el jefe :S:S:S:S:S

besos.

Incierto (o algo) dijo...

Ah. Pues le puedes decir a 'El Bibliotecario' de parte de otro nostálgico de "Tierra de Gigantes" que:

1.- Va a ser que el tamaño no importa al final. De la biblioteca, quiero decir. :P

2.- O lo ha leído prestado o tiene una muy seria laguna en su cultura. Hay que corregirla antes de jubilarse, por lo menos, ... como he hecho yo mismo.

3.- Descubrir una joya escrita en 1938 a estas alturas de la vida de un@ es todo un goce. Ojalá que tampoco él lo haya leído, la verdad. Así puede refocilarse. :)

Mmm... cabría aquí considerar lo poco humildes que podemos llegar a ser los propietarios de muchos libros, respecto a admitir el cerro de consejos excelentes que aún nos queda por seguir sobre nuevas lecturas. Pero como ese pecado me lo puedo apuntar perfectamente, mejor meterse con los demás ... o con la corrupta casta política de Españalandia. ¿Que no?

Y los ni-nis, los lunes en la cadena "Cuatro" (creo). Deprimentemente interesante, oigan. Mucho mejor que el absurdo perenne del Gran Hermano, si.

Saludocordios.

Incierto dijo...

He sido corregido por Quien Controla El Tema: No es en "Cuatro" sino en "La Sexta".

Prometo enmendarme e intentar memorizar toda la programación de todos los canales, para mayor bien de mi alma de pagaimpuestos. Pensé que ya me valía con intuir el momento de los documentales que me gustan, pero va a ser que no. :(

Saludocordios.

aspid dijo...

oye ¿Quien Controla El Tema? 0_ô m'as dejao encuriosá...

a ver, ejem, seamos serios, perdón.
no, no está en la biblio, no sabe que libro es, aunque le suena, no sé, nos hemos visto unos diez minutos hoy y algo menos ayer, a ver mañana si coincidimos quince.

besos.


Esto no tiene título es simplemente lo que hay. Estoy remontando el vuelo y existen días mejores y otros más hijos de puta, pero no me he rendido y no voy a hacerlo tampoco, principalmente por que no me da la gana y por que aún me queda sangre.
A partir de aquí y por este motivo se puede leer cualquier cosa, algo que también me la suda bastante, es mi blog y es el espejo, es tan simple como reflejarse o no, si te quedas o te vas no es culpa mía, ni tuya, quizá nos parezcamos más de culo que de frente, en todo caso la puerta no tiene llave, no cierres al entrar y no des un portazo al marcharte.

licencia

Todo lo que hay en mi casa es propiedad mía, los textos sin firmar son de mi puño y letra, las obras firmadas pertenecen a sus autores y así constará en todo caso, todas las poesías de “el silencio del espejo” me pertenecen a mí.
Recuerdalo.
Un abrazo y muchas gracias por tu visita.
ah! la licencia real, anda por ahí abajo, es que la informática y yo no nos ponemos de acuerdo prácticamente en nada y esta vez, se ha empecinado en no querer subirme la imagen hasta aqui.
Ella misma, no pienso olvidarme de esto...
En fin...
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