La tía del cuarto.
Yo creo que es idiota, pero bueno, yo jamás he sido demasiado delicada en estos menesteres de opinar sobre el prójimo, así que se me puede pedir lo justo, -que es más bien poco- y pasar página si no conviene lo que expreso.
Pero es idiota.
Jejejeje, es lo que le dice al vecino cada vez que lo escucha hablar, y no es precisamente por que el otro sea una lumbrera, más bien, es tan tonto como ella, de aquellos que el buenos días te lo acompaña con la historia de las mierdas de su perro en el portal, y tú pasas:
buenos días ¿no te paras?
Buenos días, llevo prisa ¿todo bien?
Y a hacer puñetas ambos dos, tres con el perro.
Lo curioso es que he llegado a la conclusión de que el hombre debe tener carisma, osease, que es carismático, -jódete y baila-, pero yo, atea inoportuna donde las haya, no le veo la puta gracia al Don que gratuitamente le concedió diox en beneficio de la comunidad. Que por otro lado, no dudo que lo tenga, si acaso, escondido en alguna parte entre tanta payasada, pero que haberlos, hailos, y estará, seguro.
Jejejeje, le dice la muy simple, y le ríe la gracia por esto, por aquello y por lo otro, ayer, mañana y pasado, [toma ya] disciplinando a la estupidez y poniéndola firme no sea que se desmadre, suelte las alas y se marche a cuadrar en otras filas, así, que se note, que quede clarito que eres idiota, por todos los motivos y todos los días.
Allá tú, pedazo de mema.
¿Porqué me indigna tanto, y me crispa en demasía la del cuarto y su chochez con solera añeja? ¿Aparte de que por qué mi tolerancia en estos casos, de media, es ninguna, null, nichts? wie schade, joder!
Pues por que la otra, la del piso de enfrente de esta, o la del comercio, la señorita casada y con hijos de la parada del autobús, la abuela con bastón, el mariquita del pelo pollo y hasta el hermano hetero del este último, están todos seudo enamorados [o sin elemento compositivo] del nota del perro cagón.
Que por otro lado es tan gilipollas como ellos.
Y esto es lo que veo cuando salgo a la calle y miro a mí alrededor: tonto viene y tonto va y, por supuesto, no faltará quien haga una estadística, como siempre, ni acertada en el titular y, con todos los datos variables, confusos y/o falseados.
Mierda país. [Tenía que decirlo, gnade!]
Lo complicado es encontrar a alguien con quien mantener una conversación sustancial, lejos del jejejeje y la puta madre que lo parió. Y vamos a ver, no es que yo sea insigne, letrada o docta, más bien, insurgente, un tanto patán, y tres de cinco, analfabeta, pero coño, todo tiene sus límites.
Hasta la estupidez.
Y la de mis, en este caso compañeros casuales de viaje, es extrema; tan extrema, que hasta yo, que ando corta de entendederas y obsoleta de principios tanto personales como educativos, históricos y demases, como dirían ahora, -o ellos-, yo lo flipo Borja Mari, y si no lo flipo que me den, qué así está el patio.
Pero la tía del cuarto es idiota, y lo suyo, más que un estado intelectual de a pie, coño, parece sarna.
Que su diox, nos coja confesados.
Niet,
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