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11 junio 2009

Blancanieves y los siete enanitos.


¿Tengo yo pinta de ser Blancanieves? Veamos, no vivo en un bosque encantado, no tengo espejito mágico ni madrastra puñetera, tengo suegra que no es lo mismo aunque se le parezca, los cazadores que conozco, le pegan tiros a los conejos en el monte, no en el bosque y no se dedican a arrancar corazones de jabalíes para meterlos en cofres como prueba de nada, no me meto en casa de nadie si no me abren la puerta, desde luego no le ando pegando mordiscos a las manzanas que me ofrecen desde una ventana cuando vivo de okupa y, por supuestísimo, no va a venir ningún príncipe en un brioso corcel, a romper el encantamiento.

¿Tengo yo pinta de estar encantada?

Debo tener pinta de estar cabreada.

La culpa no la tienen las manzanas, ni la suegra que ya es raro, tampoco el espejo, aunque el mío no diga que la Ana es la más bella, sino, joder tía, vaya culo se te está poniendo, tampoco el cazador al que hace tiempo que no veo, ni el príncipe que va por el mundo en un coche granate, siempre sucio, la culpa, es del enano.

Me faltan seis.

Como me faltan seis, este cuento en lugar de llamarse Blancanieves y los siete enanitos, a partir de ahora se va a llamar, Ana y el enano del Carrefour.

O Ana y el cajero enano de Carrefour.

¿Puedo llamarlo enano? ¿Puedo? ¿Puedo? ¿Nadie va a tacharme de hijaputa? No me lo creo.

Hace unos meses apareció por allí; algún convenio laboral con incentivos para el empresario y la conciencia mal avenida de algún otro, propiciaron que le dieran el puesto. A mí me parece perfecto y maravilloso que esta PERSONA tenga derecho a un trabajo digno y tan bien remunerado -como pueda ser la mierda salario de un cajero, un camarero, o infinidad de “eros” que puedas encontrarte en esta crisis de pena país- lo que ya no me cuadra tanto es que me pongan cara al público, para atender, a una PERSONA, que tiene serias dificultades para realizar el trabajo que se presupone, ha de cometer.

Yo, -quien dice yo, dice quien sea, en este caso yo, que vi al enano primero por difícil que parezca.- llego a la caja, para empezar, y que diox santo me perdone por haberlo hecho tan pequeño, pero si no hay gente en la cola, la puta caja parece que está cerrada, porque desde unos metros más atrás y con la de cosas que ponen en la salida, al pobre, NO SE LE VE. Así que adivina si la caja está abierta o cerrada.

Vamos que ni diox pasa por la cola, a no ser que se ponga a hacer señas y dar saltitos para indicar que está allí.

¿Esto le parece digno al empresario?

Apaga y vámonos.

Para continuar, cuando aquí la menda planta en la cinta de la caja, un saco de pienso para los perros, de veinte kilos, que hace el doble de bulto que él, y que no sabe por donde coger para que el jodido código de barras pase correctamente por la célula, con las prisas que yo tengo, y el de detrás de mí, y el otro, y el de más allí… y dale que te pego que por donde agarro el saco.

Las cajas de pañales, así grandotas, sin asideras, que le vienen a la altura de la cara y que debe girar varias veces para acertar –prueba a hacerlo tú pegando tus brazos al cuerpo y a la altura que te indico, verás que tal te va, pues así le va a él-

Y como esas varias más podría contarte.

Resulta que mi enano particular en el cuento este, para más INRI, es un imbécil consumado, que me mira el escote, -que debe ser lo primero que ve, porque desde la tarima, le viene a la altura- y que me tiene hasta los mismísimos de que con la docena de huevos tampoco acierte a pasar el puto código, porque anda mirando a otro lado como Zapatero.

Qué no me interesa tampoco que me cuente su vida, que bastante tengo con la mía, y yo, como todos, lo que quiero es pagar e irme, que tengo prisa coño.

Pues bien, el enano, moreno y barrigón –lo digo así, porque si hubiera dicho el cajero moreno y barrigón, no hubiera pasado nada- me crispa.

Pero resulta que no puedo decirlo.

Mierda cultura judeo cristiana esta, cargada de mierda y de prejuicios contra los prejuicios y las verdades que se caen por su propio peso.

No puedo llamarlo enano, o sí, a riesgo de que más de uno se me tire al cuello.

No puedo ir a poner una queja, o sí, con el peligro de que se me tache de nanofóbica. – por cierto, esa palabra no existe, de hecho, no existe ninguna palabra que indique aversión o fobia en tal caso, supuestamente debe ser ofensivo- en todo caso yo no la conozco.

Veamos, a mi me da lo mismo que el cajero o la cajera de Carrefour, sea enano, esté borracho o ciego petas, el flequillo le tape los ojos y no vea, o le dé por bailar samba cada vez que suena un móvil, yo, cuando me pongo en la cola, quiero que me pasen la compra y me la cobren, y quiero que sea lo más rápido posible, que precisamente por eso me voy al super, para acabar deprisita, aparcar una sola vez, hacer una única cola y aprovechar la mañana, y si el responsable de que yo me demore en mi vuelta a casa es un cajero que no hace lo que debe, independientemente del motivo, me cabreo.

Pero jódete y baila, no puedo ir a presentar una queja sin remover la conciencia de alguno y que me la líe.

Parece sencillo ¿verdad? Me acerco a atención al cliente y les comento que el señor tal y pascual no agiliza el trabajo.

Para empezar el señor tal y pascual no lleva tarjeta identificativa, así que si me dirijo a la mesa, es para entrar diciendo: el enano no puede mover los sacos. ¿Cómo lo ves?

Mal empezamos la frase.

Para continuar me dirán que si llevo artículos grandes, me ponga en la cola de otra caja, a lo que yo, que me conozco, me rebotaré, y les diré que entonces igual que tienen “cajas prioritarias” y “cajas máximo 15 artículos” pongan otra que rece “caja minimalista”. Tócate los huevos.

Mal vamos a continuar la discusión, veo yo.

Pero lo que más me jode, es que a mí la estatura del enano me da exactamente igual. A mí lo que no me da igual es que me hagan perder el tiempo o pierdan los ojos entre mis tetas.

Se lo comentaba ayer a mi marido y le dije: ¿sabes que es lo peor? Que si me quejo públicamente de que el enano me miraba las tetas, no faltará quien me diga que eso, mi ego ofendido, es porque me las miraba un enano, que si el vistazo a mi escote –dejaron de ser tetas- lo hubiese echado un fornido mozo de uno noventa, sin pelo en el pecho, moreno de piel, y barbilampiño, lejos de sentirme molesta, me hubiera crecido yo sola por tal suceso.

Y mira sí.

En eso llevarían razón.

Pero eso no tiene nada que ver con el enano, también me molestaría que lo hiciera cualquier persona por la que yo sienta un especial deseo sexual.

Ya puede ser un enano, una tía, un cura, un aborigen, un político, o un mono.

Así qué entre que ando perdiendo el tiempo en la cola, la incomodidad de tener a un tío delante mirándote el canalillo, intentando ser educada con una mala leche que se me desparrama por las orejas, y, no sabiendo como ir a presentar una queja sin que nadie salga herido, me disperso. Y entre dispersión y dispersión me he venido a mi blog a cagarme en la madre que parió al sistema, en la religión judeo cristiana, en la mierda de prejuicios, y como no, en los gnomos del bosque.

¿Tengo yo pinta de ser Blancanieves?

Lo que yo pensaba.

11 comentarios:

François de Fronsac dijo...

Eres fantástica.

Lo de caja minimalista es una idea que ya verás, como cuaje...

aspid dijo...

Eres fantástica.

pues gracias, debes ser de los pocos que lo creen, ahora, la gran mayoría piensa que lo que soy es la bruja del cuento.

¿tu crees que lo de caja minimalista tendría salida?
a qué lo patento.... ;-)

en fin, que ya se me ha pasado el rebote, hasta que vuelva al super y me suceda algo en la línea, bien escote, bien demora.

besos :D

Ilión dijo...

Dios, ha sido buenísimo, Ana. Estoy en el curro y se me escapaba la risa.

Y de bruja na. Más razón que un santo.

Besos. :D

Zorro de Segovia dijo...

¡qué hijaputa!

... por cierto, deja de babear mientras te miro las tetas ...

Fdo. Hugh Jackman, protagonista de Blancanieves y los siete lobeznos

Ilión dijo...

¿Pero tú no sabes que a esta mujer no le gusta Hugh Jackman? :P

aspid dijo...

tu ilion, deja de decir quien me gusta y quien no :P

¿qué m'a llamao hugh?

Oscuro dijo...

Me parto, lo de la caja minimalita es la bomba, jejejejeje.

Odio eso de que los incompetentes se amparen en cualquier cosa para defender su incompetencia. "Dice todo eso porque soy enano, negro, cojo, o lo que sea... " no oiga, lo digo porque no das pie con bola.

Un besito

Antonio del Camino dijo...

Pues sí, la verdad es que, en ocasiones, hay mucha incompetencia por muchas partes, y no poca grosería. Por desgracia, hay veces en que es preferible morderse el labio y seguir a otra cosa...

Por otro lado, siempre es un disfrute a echar un vistazo en este blog: hay frescura y naturalidad en la forma de narrar estos pequeños hechos rutinarios con los que, quien más quien menos, acabamos por identificrnos.

Un abrazo.

aspid dijo...

hola oscuro, hola Antonio.
(por cierto felicidades al último en el día de hoy) yo no dije, ni tampoco creo que el enano sea un incompetente.
posiblemente en muchas otras facetas de su vida sea mucho mejor que yo si nos ponemos a comparar, lo doy por seguro.

simplemente creo que para ESTE trabajo, no está cualificado. no lo está por los motivos evidentes y que narro, y eso tampoco quita que me admiren sus logros personales, simplemente es que hay veces que una se pregunta como coño se organizan las cosas para que todo salga siempre tan mal en este mundo.

bien sea por mi intolerancia e insoliradirad, (puedo aseguraros que quien me conoce sabe perfectamente que no lo soy, ni una cosa ni la otra) y sin embargo, llegados a un punto, una ya se enfada por todo, se convierte en el cordón umbilical del mundo y reniega hasta el cansancio.

no, no me gusta, pero no me gusta por una serie de motivos que nada tienen que ver con su enanismo.

¿me estoy justificando? no quisiera. no quisiera porque no creo que tenga motivos para ello.

y gracias Antonio, pásate siempre que quieras por esta casa.

besos :D

Oscuro dijo...

Es un incompetente en su trabajo, nadie dice que lo sea para la vida.

Un besito

Antonio Rentero dijo...

Eres la Pérez Reverte de los blogs.

´Nuff said!!!


Esto no tiene título es simplemente lo que hay. Estoy remontando el vuelo y existen días mejores y otros más hijos de puta, pero no me he rendido y no voy a hacerlo tampoco, principalmente por que no me da la gana y por que aún me queda sangre.
A partir de aquí y por este motivo se puede leer cualquier cosa, algo que también me la suda bastante, es mi blog y es el espejo, es tan simple como reflejarse o no, si te quedas o te vas no es culpa mía, ni tuya, quizá nos parezcamos más de culo que de frente, en todo caso la puerta no tiene llave, no cierres al entrar y no des un portazo al marcharte.

licencia

Todo lo que hay en mi casa es propiedad mía, los textos sin firmar son de mi puño y letra, las obras firmadas pertenecen a sus autores y así constará en todo caso, todas las poesías de “el silencio del espejo” me pertenecen a mí.
Recuerdalo.
Un abrazo y muchas gracias por tu visita.
ah! la licencia real, anda por ahí abajo, es que la informática y yo no nos ponemos de acuerdo prácticamente en nada y esta vez, se ha empecinado en no querer subirme la imagen hasta aqui.
Ella misma, no pienso olvidarme de esto...
En fin...
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