Hace unas semanas comenté que habíamos pasado un fin de semana estupendo al quedarnos sin luz.
No fue tan agradable el fin de semana siguiente cuando nos quedamos sin agua debido a una avería en el calentador.
Hoy hemos recuperado el ordenador que andaba medio muerto en la tienda, a la espera de un formateo. Perra vida que está completamente desconfigurado, mierda informática, y esas cosas que se tercian.
La televisión, a partir de las siete de la tarde, gracias a un radio aficionado, se nos codifica con rayas o cuadraditos, dependiendo de si es la normal o el tdt, tanto monta, monta tanto, que nos jodemos y no hay shin chang que valga.
También ando a base de nescafés, dado que mi súper atención prestada para cosas poco comunes, me ha jugado una pasada, mala, por supuesto, al dejar olvidada la cafetera a
Todo ello ha hecho que mi hija ayer soltara la frase sentencia de la semana:
Coño, mama, parece que estamos en supervivientes.
Pero sin premio, apostillé yo.
Sin premio y sin isla, pero afrontando las dificultades que la vida moderna se emperra en plantearnos día sí, día también, en nuestro particular mundo de casi asfalto, gasolina con más impuestos que en comunidades vecinas, y tantas prisas como en la ciudad condal, pero con menos ventajas a la hora de pegar un grito y pasar desapercibido.
En estos momentos de mi complicada existencia, me faltaba, como guinda para el pavo, un dolor de cabeza monumental y un seudo resfriado de esos que coges en estas fechas, y no te sacas si no es para empalmarlo con el primero del otoño.
Mañana completa por administraciones a la busca y captura de certificados para presentar la beca escolar, colas y gente, números y zonas azules (maldito ayuntamiento usurero y descarado) teléfono viene y va, hablando con maquinitas que te piden que vocalices y no te confirman el tema porque no conocen tu calle.
A la espera de una llamada telefónica, que si digo que no me quita el sueño, miento, y que si te cuento que me va a arreglar la vida, también, hoy es uno de esos días en los que me tiraría por la ventana, sino fuera porque con la suerte de la que hago acopio últimamente, si me tiro, reboto y me veo obligada a desengancharme de la antena, si no y como decía, ya me hubiera tirado. Y me hubiera tirado además, tres o cuatro veces en un intento, posiblemente fallido, de no tener que repetirlo en los próximos cien años.
En fin, que eso, que quizá sea hora de ponerme a mis quehaceres y dejar de protestar.
Besos y buenos días.
5 comentarios:
Jejejejeje, es que hay días en los que sencillamente todo va al revés, pero bueno, fijo que las cosas irán mejorando poco a poco.
Un besito
¿tu crees? :S:S:S:S
me quedo el beso, eso sí :D:D:D:D:D
Mira el lado positivo... si saltas rebotas y te enganchas en la antena igual empieza a verse bien la tele...
Animo y besicos.
coño, eso no lo había pensado :D:D:D:D:D
besos :D:D:D:D
Always look on the bright side of life...
http://www.youtube.com/watch?v=jHPOzQzk9Qo
;-)
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