Es magia.
La última vez que nos vimos tu me decías: es magia, la magia existe ¿a que sí? Y yo te decía que sí, -convencida de que existía- y nos sonreíamos creyendo en ella como cuando éramos niños y la magia estaba detrás de cada esquina o debajo de cada cama.
Claro que la última vez que nos vimos, tu estabas medio borracho y yo especialmente contenta.
Aquel día pasó, la resaca también, y las cartas volvieron a ser simples sotas de bastos. La magia en mis dedos y sobre una tarima, se diluye si repito el juego dos veces y los ojos del observador pertenecen a una persona aguda.
Claro que la última vez que nos vimos, tu estabas medio borracho y yo especialmente contenta.
Aquel día pasó, la resaca también, y las cartas volvieron a ser simples sotas de bastos. La magia en mis dedos y sobre una tarima, se diluye si repito el juego dos veces y los ojos del observador pertenecen a una persona aguda.
Pero voy a creer en la magia por el simple hecho de que tú crees en ella y eso, ya es mágico por sí solo.
¿tú crees en las hadas?
¿sabes que es mágico también? Mágico es que estuvieras allí en aquel momento preciso en el cual yo necesitaba un duende. Mágico son los abrazos sinceros, el tiempo que no se detiene y sin embargo no transcurre, mágico es perder el miedo al saber que estás, no aquí, pero sí ahí, sin distancias, sin condiciones, sin promesas.
Apareces reflejado en poemas escritos en enero de dos mil cuatro.
…lo noto entre los silencios,
en los pensamientos que omites,
en los sentimientos que callas.
Pero ella, la tuya, ahoga los miedos,
y esta la mía, a los miedos se agarra.
Tu alma y la mía,
tan distintas y a la vez tan cercanas…
……………………..
O aquel otro que comenzaba así:
Cuando el corazón vuela y me acerca en tus palabras
los sonidos amistosos que yo ya no recordaba…
………………………
La magia se cuelga de los balcones y se cuela por las rendijas, es tan sencillo que simplemente has de cerrar los ojos, volver a creer que eres niño y mirar el mundo igual que lo veías antes.
La magia tiene truco, igual que aquel juego de naipes, pero la magia no habitaba en mis dedos, mis manos eran las poseedoras del truco, y sus ojos, su sorpresa… ahí, es donde estaba la magia.
En el recuerdo infantil, en la incredulidad, en la mezcla de emociones confusas.
Es magia, decías, la magia existe ¿a que sí? Esto es magia; y te referías entonces al momento, y el momento se tiznaba de ilusiones, de proyectos nuevos, de un largo camino recorrido, como cuando éramos niños, pero entonces creíamos en ella como adultos, tú, medio borracho y yo especialmente contenta.
Agotando en exceso todas las gotas de la ilusión que, fortuitamente no estaban en tu vaso, sino en el alma.
La del poema.
¿sabes? Voy a creer en la magia por el simple hecho de que tú crees en ella y eso, ya es mágico por sí solo, pero por la misma razón, tú, creerás en los duendes y en los elfos, que son como la parte mística del asunto.
¿sabes que es mágico también? Mágico es que estuvieras allí en aquel momento preciso en el cual yo necesitaba un duende. Mágico son los abrazos sinceros, el tiempo que no se detiene y sin embargo no transcurre, mágico es perder el miedo al saber que estás, no aquí, pero sí ahí, sin distancias, sin condiciones, sin promesas.
Apareces reflejado en poemas escritos en enero de dos mil cuatro.
…lo noto entre los silencios,
en los pensamientos que omites,
en los sentimientos que callas.
Pero ella, la tuya, ahoga los miedos,
y esta la mía, a los miedos se agarra.
Tu alma y la mía,
tan distintas y a la vez tan cercanas…
……………………..
O aquel otro que comenzaba así:
Cuando el corazón vuela y me acerca en tus palabras
los sonidos amistosos que yo ya no recordaba…
………………………
La magia se cuelga de los balcones y se cuela por las rendijas, es tan sencillo que simplemente has de cerrar los ojos, volver a creer que eres niño y mirar el mundo igual que lo veías antes.
La magia tiene truco, igual que aquel juego de naipes, pero la magia no habitaba en mis dedos, mis manos eran las poseedoras del truco, y sus ojos, su sorpresa… ahí, es donde estaba la magia.
En el recuerdo infantil, en la incredulidad, en la mezcla de emociones confusas.
Es magia, decías, la magia existe ¿a que sí? Esto es magia; y te referías entonces al momento, y el momento se tiznaba de ilusiones, de proyectos nuevos, de un largo camino recorrido, como cuando éramos niños, pero entonces creíamos en ella como adultos, tú, medio borracho y yo especialmente contenta.
Agotando en exceso todas las gotas de la ilusión que, fortuitamente no estaban en tu vaso, sino en el alma.
La del poema.
¿sabes? Voy a creer en la magia por el simple hecho de que tú crees en ella y eso, ya es mágico por sí solo, pero por la misma razón, tú, creerás en los duendes y en los elfos, que son como la parte mística del asunto.
4 comentarios:
Cree en la magia, porque existe.
Y no creo que ese chaval estuviese medio borracho, no es de los que hacen las cosas a medias.
¿chaval? tooooooooooooooooma magia :P :P :P
¿Pero no habíamos quedao en que la magia sí existe?
Pues en el país de la magia, cada uno puede tener la edad que le de la gana, ala....
(Es que estoy de mala leche y te ha tocado la china, pero no te cabrees, ya me conoces).
Un beso.
que raro, TU, de mala leche.
escóndete leoncio...
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