Ayer, cuando aún todo era
incertidumbre, era bonito imaginar el hoy, creer en el mañana.
Después, un átomo de realidad
colisionó conmigo. Y la incertidumbre desapareció y dejó esto.
Un hoy ya no imaginado, sino
táctil, un hoy arrasado por la realidad, repleto de vacío.
Conozco este vacío, ya estuve
aquí antes. Y no me gusta.
Ayer, cuando todo era
incertidumbre, un rayito de felicidad se escapaba, mi mente volaba y veía más
allá de las paredes frías y viejas que componen las calles de mi pueblo. Veían
el mañana que sucede a este hoy, y la ilusión de tener la oportunidad de
reconstruir mi familia, me hacía ser feliz. No un éxito imaginario también,
sino, simplemente, la oportunidad.
Y todo cayó a mis pies en un
instante.
Y aquí estoy. Hablando con nadie.
Metida en este agujero horrible que es mi vida.
Sin tener un solo lugar a donde
poder mirar y ver una rendija.
Era mi proyecto.
Mi proyecto iba más allá de lo
que ayer perdí.
Era un proyecto personal que solo
ha servido para demostrarme de nuevo, que no se puede soñar, porque no vale la
pena.
Ya no veo la botella medio llena.
La gente que me quiere me dice
que me levante, que yo puedo. Pero ya no puedo.
Voy a seguir caminando. Voy a
seguir caminando porque tengo que hacerlo, porque estoy obligada a ello. Pero
no porque quiera, no porque crea que hay a donde ir, no porque me apetezca.
Voy a caminar, pero me niego a
luchar.
Cuando todo era incertidumbre,
sentí el calor de su amor a mi lado, creí que todo era posible. Hasta pensé que
la vida ya se había reído bastante de mí y me concedería un respiro.
Debe ser que aún no he aprendido
suficiente, que debo aprender más sobre lo puta que es, que se ha empecinado en
enseñármelo.
Pues nada.
Aprenderemos a hostias.
O no aprenderemos.
Total.
2 comentarios:
La enseñanza a hostias pronto se
olvida, lo que no olvidas son las
hostias, eso sí que se recuerda.
vamos mejorando aunque sea a hostias
revueltas con putas.
un saludo y lo dicho feliz día de
hostias putas.
Ah, sí, la vida es así de puta. Queda pasar de ella, reírse en sus barbas o hacerle un corte de mangas, a ver cómo le sienta. Porque lo de disfrutarla es solo cuando ella se deja.
Siempre queda camino por delante y es mejor fingir que una lo hace porque le da la gana que soportar recorrerlo porque toca.
Ánimo.
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