Los
amigos están colocados en escalones, algunos, pocos de ellos, se colocan en el
primero, el mas cercano a ti, suben poco a poco, se acomodan y se quedan,
entonces, miras y sonríes, les hablas, lloras con ellos, les abrazas, esas
cosas. Luego hay otros que están en el otro peldaño, en el segundo, los quieres
también, pero es distinto, a esos no les lloras, son amigos para lo guay, en el
tercero están esos a los que ni les lloras ni les ríes, coincides con ellos y
con ellos la palabra amistad comienza a difuminarse. En algún punto de esos
escalones está la gente a la que aprecias, es un lugar indefinido y es un
sentimiento indefinido también. No ríes con ellos, no lloras con ellos, pero
ahí están. Estos últimos tienen la capacidad de herirte sin saberlo,
desconocedores de tu aprecio y del respeto que le tienes. Los demás pueden
herirte también, claro, pero es mucho más sencillo saber porqué es así.
A
mí hoy me han herido, me gustaría poder decirte en que punto de la escalera
estaban, pero soy incapaz, si hubieran estado en el primer escalón, no lo
hubieran hecho, si hubiesen estado en el segundo, no me habrían apedreado. En
el tercero creo que no estaban porque entonces no me hubiesen herido. Y para mí
eran algo mas que los difusos sin escalón, porque sino, tampoco tendrían la
capacidad de ello.
Hoy,
me gustaría poder decir que he perdido un amigo, porque eso significaría que
alguna vez estuvo en esa escalera, subiendo peldaños poco a poco, sin embargo
de lo que me he dado cuenta es de que yo valoré mas esa amistad que el, o lo
que es lo mismo, que nunca existió porque era de una sola dirección.
Y
ya vez que estupidez, me duele.
Me
duele y me entristece.
Te
tengo en mi escalera, estás en ese primer peldaño, yo no sé en que peldaño de
la tuya estoy yo. Creo que en el mismo, o por lo menos me gusta creer que es
así. Pero si no es cierto aunque solo sea por un motivo tan simple como que tú,
no tienes escaleras de amistades, te pido, por favor, que no me lo digas.
No
que no me lo digas ahora, que no me lo digas jamás.
A
veces las amistades se duermen durante un tiempo, y se retoman mas tarde cuando
los implicados tienen mas ocasión de hacerlo, y uno siente que el tiempo no ha
pasado entre ellos, porque se quieren y se conocen.
Si
en el futuro, y por futuro se engloba también mañana, quieres alejarte de mí,
hazlo, pero no me lo digas, solo hazlo, y déjame pensar que nuestra amistad
duerme.
¿Porqué
te digo todo esto? Por que estás en mi primer escalón y río contigo, hablo
contigo y lloro si es necesario. Porque estás en el primer escalón ríes
conmigo, hablas conmigo y sabes que puedes llorar si es necesario. Y porque
estás en el primer escalón, me haría mucho daño descubrir un día que esto iba
en una sola dirección, así que, si me aprecias solo un poquito, no olvides
estas palabras en un posible futuro.
Es
lo único que voy a pedirte en esta amistad, creo que hoy es un buen día para
hacerlo porque hoy, herida como estoy, te siento cerca en la distancia, dándole
sentido a la palabra.
Besos.
Muchos,
todos, siempre.
Y gracias
por estar ahí.
P.D, el almendro es el de mi casa.
Ahora ha florecido, perderá flores claro, y se le morirá alguna rama también este verano, pero el año próximo, después de haber dado sus frutos comenzará de nuevo su floración, y volverá a morirse alguna rama.
Trabaja en espiral, como las amistades, nunca es el mismo y sin embargo, sabes que está ahí, qué necesita y qué puedes esperar de él.
Yo lo riego y lo podo cuando toca. Él también sabe que puede contar conmigo.
1 comentario:
No hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo...
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