Día uno, Dios creó el cielo y la tierra, pero esa noche cayó en la cuenta de un detalle y dijo: necesito hielo para el skating.
Día dos, en un arrebato creó el mar y los glaciares, por la noche, reposando, pensó: como no invente el aire y las olas Satán y yo no jugaremos a hundir la flota. Se puso a ello sin demora.
Día tres, creó árboles y flores, inundó de colores la tierra, sin embargo, al llegar la noche se percató que había olvidado plantar marihuana. Se levantó apresurado.
Día cuatro, fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba a oscuras porque en algún momento había dicho: hágase la luz, y la luz ni fu ni fa. Entonces, creó el sol y la luna, tiró el bastón, concertó una cita con Galileo y, al anochecer, tras un chasquido, impuso la hora feliz ocupando los atardeceres que le habían quedado descolgados.
Día cinco, harto de crear peces y aves a destajo, tras mucho pensarlo, esa noche le dio vida a Bob esponja y a la abeja Maya. Sigue arrepintiéndose por ello, temiendo el día del juicio final.
Día seis, en su confusión creó a la vez, animales y humanos. Esa noche dijo: me faltan juegos en que ocupar sus horas de ocio. Desde entonces los bichos pican, Meretriz le dio nombre al primer oficio, y Sabina, canta.
Día siete, en el alba descansó, a medio día descansó, en la hora feliz se quedó en su nube sicotrópica y esa noche no salió tampoco, Estaba descuajaringado con tanto meneo creativo, fue en ese instante celestial cuando afirmó: ahora sí, ahora todos a mi imagen y semejanza, id en paz por los siglos de los siglos.
4 comentarios:
Y así le quedó el mundo... si es que no se pueden hacer las cosas importantes con tantas prisas.
jajajjajaj, ni dormido tampoco ;-)
Una forma divertida de ver la creación, Ana. Un besazo
esto era el micro de esta semana, qué, como puedes ver, se va del doble jajjajajaja
así que a tomar viento, pa el blog que se ha venido.
¿vas a volver? te veo poco.
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