Hoy he transgredido cuando he pensado “pedazo de gilipollas eres”.
Perdoname todopoderoso omnipotente, omnipresente y onminiscente Diox, por ser franca como esperabas.
He transgredido cuando me he acordado de su Santa madre, utilizando apelativos poco convencionales y hasta agresivos para lo pío de su imagen. El alma espontanea que me diste nos hizo una jugarreta. (ahora te jodes, dijo el diablo en mi oído)
He transgredido también al lanzar por esta boca improperios. Pero todos ellos fueron sinceros, naturales y veraces, tenlo en cuenta a la hora de mandarme a la cama sin cenar.
Transgredí cuando golpeé el teclado del ordenador creyendo, en un arrebato, que era mi enemigo. El teclado. Fue la ingenuidad y la inocencia que me confundió. ¿me disculpas?
Bueno, pues no me disculpes, no sé para qué te cuento nada, si después te pones radical y no hay quien te haga bajar de la burra.
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