¿Existen temas prohibidos?
A lo largo de mi vida y de mi paseo por ella, he ido percatándome que ni todos los temas son de propiedad desinhibida, ni contienen los ingredientes suficientes y justos como para ser todos cortados por la misma tijera.
A veces, simplemente el lugar donde los has querido exponer, ha sido el detonante de una gran colección de desechos, miserias y vergüenzas tanto ajenas como propias.
Los temas tabú no se caracterizan principalmente por el contenido de estos, ni si quiera, desgraciados, por las palabras que los representan, no existen los temas tabú. Existen los oídos oposición.
Este matiz filosófico, viene labrado a raíz de una serie de altercados que he podido observar últimamente, nada importante pero…
Cambiemos de tercio.
“demasiada democracia” esa y no otra fue la defensa que oí ayer para justificar la intolerancia y el desacato, que se repartía a partes iguales entre varios congéneres, donde cada cual defendía lo suyo, sus principios me refiero, y donde la cosa va camino de acabar como el rosario de
Uno menos y después, ya veremos.
Muy propio de esta raza nuestra.
Siempre he querido saber porque vivimos de modo grupal.
Los expertos en ciencias que desconozco, me darían mil explicaciones para hacerme entender que el avance de la humanidad y toda la evolución que conlleva, psico y socialmente hablando, es debida al esfuerzo y/o sacrificio general, que unitariamente no somos nada y que aunar esfuerzos es lo que nos ha llevado al escalafón en el cual aposentamos nuestros orondos culos.
Unos más voluminosos que otros por cierto, como los bolsillos.
Como nunca he creído demasiado en el prójimo, me he reafirmado bastante en mi autonomía, sin embargo esto tampoco ha dado grandes resultados, porque aquellos a los que no había manera de unir, corrieron a hacerlo en cuanto vieron amenazada su desigualdad.
Y volvemos entonces al punto anterior.
Luego, durante el proceso de Creación, Diox eligió un día para infundir las normas, sino recuerdo mal, fue el siguiente de crear la luz.
Así ya tenemos casi todos los puntos en proceso.
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Vivimos compartiendo planeta, culturas, religiones, sexos, edades, vivimos repartidos y reagrupados en culturas, religiones, sexos, edades. Nos obligamos a través de estas excusas a formar ghettos emocionales.
Nos aunamos como especie, nos matamos como grupo o como individuos.
Hablamos los mismos idiomas, pero los utilizamos para dividirnos aún más.
Nuestra raza se ha extendido tanto que se utiliza a ella misma como arma arrojadiza, como cabeza de turco.
Las sociedades más avanzadas están destruyendo a las más vulnerables, a la vez que interiormente, se autodestruyen.
Todo comienza con una charla entre congéneres, uno piensa aquello, el otro, todo lo contrario y el franco tirador inicia la cuenta atrás.
¿existen los temas prohibidos?
Somos demasiados.
Demasiadas leyes, demasiadas normas, demasiada gente, demasiados grupos…
No somos animales grupales, nos asociamos para destruir y después nos destruimos entre nosotros.
Formamos grupos porque en la unidad está la fuerza, pero después nos vamos subdividiendo hasta alcanzar el objetivo principal.
No nos vamos a entender en la puta vida porque la humanidad es jerárquica, por eso no existen los temas tabú, por eso inventamos palabras, para justificarnos de y ante nosotros mismos.
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Hoy estoy asquerosamente filosófica.
Hoy no me gusta el mundo, o me agrada menos de lo que ya normalmente lo hace.
Si simplifico el mundo y la vida, a mi espacio, consigo un pequeño equilibrio, suficiente para sonreír. Pero existen cosas que no entiendo, cosas que no abarco mentalmente.
Quisiera, desde mi ignorancia más absoluta y el desconocimiento absurdo de la nimiedad, saber, qué demonios espera esta especie de sí misma.
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3 comentarios:
Gracias por traerme hasta aquí compañera.
La frase final me gusta: ¿que esperamos de nosotros mismos? Nuestro mayor problema es que "esperamos esperar algo de nosotros mismos", lo que nos diferencia del resto de las especies vivas que conocemos, que simplemente intentan sobrevivir
Quizás nos viene grande este traje no crees?
nos viene enorme yandros.
A veces siento que no encajo en mi vida.
Es como si mi vida hubiera sido secuestrada, y yo, estuviera dentro de alguien que no conozco.
Como si mi vida fuera otra y me hubiesen vestido con una ropa que me viene grande.
Y entonces me siento ridícula con ese traje enorme, con las mangas de esa camisa que me tapan las manos, tanto y tanto, que soy incapaz de verme los dedos. Los pantalones me arrastran y no acierto a ver si mis pies están calzados o desnudos. Y cuando quiero dar un paso, me doy cuenta de que también me calzaron grande y tropiezo al intentar avanzar.
¿existe solución? o ¿estamos condenados al fracaso?
No creo en el destino, con lo cual no creo que estemos condenados al fracaso. Eso sería declinar la responsabilidad en el destino o en dios, o en otro ente inmaterial e intangible. Creo que si la cagamos, la cagamos nosotros.
La metáfora del traje grande te ha quedado genial, eso si
Un saludo
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