Hace meses que arrastro dolores de cabeza y vértigos, mis manos, (otoño) vuelven a doler, mis dedos de nuevo se presentan hinchados, deformados y torpes, me duelen las muñecas y la puta dislexia me hace bailar las letras, y corrijo lo escrito una y otra vez, una y otra vez.
Nuevamente me molestan las contracturas y ha aparecido otro pinzamiento, o un tirón muscular, o qué sé yo que cojones es, en mi columna. Pasando de hablar de mis cervicales.
Me he enfriado y me duele la garganta, y las mandíbulas, porque aprieto los dientes en lugar de liarme a patadas con las sillas o a golpes con la pared.
Combino los analgésicos, por composición, por horas… pronto lo haré por colores, por tamaños o por orden alfabético de laboratorio.
Pauto los AINEs a no más de dos al día, nunca más de tres días seguidos. Odio el sabor que tienen y odio ser incapaz de tomármelos sin haberlos deshecho antes.
Me cuesta dormir, no me acuesto antes de las dos de la mañana aún sabiendo que el despertador sonará antes de las siete, aún siendo consciente de que me tendré que levantar un par de veces por la noche.
No descansar me pone nerviosa, eso hace que mi genio se revuelva y acabo enfadada.
Cuando me enfado repetidamente sin motivos me frustro, consiguiendo así que mi pesimismo se expanda –lo tengo domesticado, pero el muy cabrón sabe cuando me he dejado la puerta abierta-
Estoy baja de defensas, no me preguntéis como, pero lo sé.
Y lo peor de todo es que es psicosomático.
¿Por qué estoy escribiendo toda esta mierda aquí? Porque necesito una vía de escape. Necesito leerlo y releerlo, oírlo, creer que compartiendo mi malestar, este se divide y mengua, se disuelve como el naproxeno en una cuchara y me hará efecto en unos veinte minutos.
Necesito ver que es una utopía, que no desaparecerán ni los dolores de cabeza, ni la inflamación en mis manos, ni nada de nada.
Que el ibuprofeno, el paracetamol, la AAS son parches, y esto también; que existe un problema base en alguna parte de mi organismo que hace que los dolores persistan y que no se van a solucionar tan fácilmente.
Debería ir al médico.
Encuentro mil excusas para no hacerlo.
Este año me he saltado la revisión periódica de control.
Hace cinco que no voy al reumatólogo, total, para las soluciones que me da.
Debería ir al psiquiatra.
Encuentro mil motivos por los cuales no lo voy a hacer.
Cuando quiera drogarme ya me buscaré un camello.
Necesito descansar, pero mi mente no se detiene, da vueltas y vueltas, viaja, va, viene, se columpia en el pasado y se recrea en herirme, se pasea por el futuro y gusta de presentarme a incertidumbre.
-hola que tal ¿Qué hacías?
-ya ves, dispersa. ¿de dónde coño sales cabrona?
Rainaud ha vuelto, estoy llegando a mis límites.
Quiero detener el tiempo, poder subirme de nuevo al carro y dejar de tropezar con mi torpeza. Que mi cabeza deje de fusilarme.
Me aterra pensar que hay dolores en mi alma que son como la artrosis destructiva de mis manos.
Voy a leerlo y releerlo, una y otra vez, hacerlo público, voy a revolcarme en mis miserias y mis mierdas, hasta que una parte de mí me diga: ¿te estás auto compadeciendo, so mamona? ¿no te da vergüenza? Y me entren de una vez por todas ganas de levantar este culo y hacer algo por evitarlo.
Nuevamente me molestan las contracturas y ha aparecido otro pinzamiento, o un tirón muscular, o qué sé yo que cojones es, en mi columna. Pasando de hablar de mis cervicales.
Me he enfriado y me duele la garganta, y las mandíbulas, porque aprieto los dientes en lugar de liarme a patadas con las sillas o a golpes con la pared.
Combino los analgésicos, por composición, por horas… pronto lo haré por colores, por tamaños o por orden alfabético de laboratorio.
Pauto los AINEs a no más de dos al día, nunca más de tres días seguidos. Odio el sabor que tienen y odio ser incapaz de tomármelos sin haberlos deshecho antes.
Me cuesta dormir, no me acuesto antes de las dos de la mañana aún sabiendo que el despertador sonará antes de las siete, aún siendo consciente de que me tendré que levantar un par de veces por la noche.
No descansar me pone nerviosa, eso hace que mi genio se revuelva y acabo enfadada.
Cuando me enfado repetidamente sin motivos me frustro, consiguiendo así que mi pesimismo se expanda –lo tengo domesticado, pero el muy cabrón sabe cuando me he dejado la puerta abierta-
Estoy baja de defensas, no me preguntéis como, pero lo sé.
Y lo peor de todo es que es psicosomático.
¿Por qué estoy escribiendo toda esta mierda aquí? Porque necesito una vía de escape. Necesito leerlo y releerlo, oírlo, creer que compartiendo mi malestar, este se divide y mengua, se disuelve como el naproxeno en una cuchara y me hará efecto en unos veinte minutos.
Necesito ver que es una utopía, que no desaparecerán ni los dolores de cabeza, ni la inflamación en mis manos, ni nada de nada.
Que el ibuprofeno, el paracetamol, la AAS son parches, y esto también; que existe un problema base en alguna parte de mi organismo que hace que los dolores persistan y que no se van a solucionar tan fácilmente.
Debería ir al médico.
Encuentro mil excusas para no hacerlo.
Este año me he saltado la revisión periódica de control.
Hace cinco que no voy al reumatólogo, total, para las soluciones que me da.
Debería ir al psiquiatra.
Encuentro mil motivos por los cuales no lo voy a hacer.
Cuando quiera drogarme ya me buscaré un camello.
Necesito descansar, pero mi mente no se detiene, da vueltas y vueltas, viaja, va, viene, se columpia en el pasado y se recrea en herirme, se pasea por el futuro y gusta de presentarme a incertidumbre.
-hola que tal ¿Qué hacías?
-ya ves, dispersa. ¿de dónde coño sales cabrona?
Rainaud ha vuelto, estoy llegando a mis límites.
Quiero detener el tiempo, poder subirme de nuevo al carro y dejar de tropezar con mi torpeza. Que mi cabeza deje de fusilarme.
Me aterra pensar que hay dolores en mi alma que son como la artrosis destructiva de mis manos.
Voy a leerlo y releerlo, una y otra vez, hacerlo público, voy a revolcarme en mis miserias y mis mierdas, hasta que una parte de mí me diga: ¿te estás auto compadeciendo, so mamona? ¿no te da vergüenza? Y me entren de una vez por todas ganas de levantar este culo y hacer algo por evitarlo.
3 comentarios:
No es compadecerse, es desahogarse; desahogarse sienta de puta madre y compadecerse de puta pena.
Pero tampoco te pases.
Ánimo, mujer.
:S
vale, me desahogo lo justo.
Publicar un comentario