tengo un colega que escribe

Tengo un colega que escribe. En realidad, tengo varios, pero uno de ellos, éste en concreto, lo hace con la dulzura del poeta que se sabe diferente y en sus alegatos, que siempre parecen ir no dirigidos a nadie y a la vez están escritos para partir las almas, reivindica su derecho a ser el mismo.

Una de esas veces, tuve la desfachatez de preguntarle sí sabía lo que le pasaba, que traducido en mi idioma, es lo propio que preguntar si sabes quien eres; me incitó la pregunta puñetera su negativa a contestarme anteriormente, tema que saldó a plumazo limpio, con un simple, demoledor y rotundo, no.
Qué no me contestaba, me refiero, no que no supiese quien es.
¿acaso se puede dudar de la identidad de alguien que dice las cosas así?

“Algún día me gustaría ser un poeta muerto. O, al menos, un mensaje limpio, sencillo, escrito con mano infantil, sobre la tumba de un poeta”.

Este pequeño párrafo, extraído y semirobado de unos de sus textos escondidos, hacen que me avergüence de mí misma, no por habérselo sustraído de manera ilícita, no por haber rebuscado en el cajón de su alma hasta ver el resquicio donde asomaba el pico que contenía este tesoro, si no por haberme tomado la licencia de, intentar, preguntar zahiriendo.

Esto no es, ni mucho menos, un intento de excusarme.
Es la consecuencia de mi propia ignorancia. De mi mal sabida y mal utilizada prepotencia.

Hay quien se pregunta qué es la muerte, él, sin embargo, duda sobre si la susodicha será virgen, y dice, que “un poeta no puede callar, porque viene del silencio, y al silencio va”.

Tengo un colega que escribe. Pero no sólo escribe, sino que además lo hace de una forma muy bella, y encuentra las palabras adecuadas para que lo más absurdo, doloroso, o incluso, lo más rutinario, sea, un pequeño jardín de flores. Ese pequeño jardín de su alma traspasando los umbrales de su pluma.
Yo leo poco, y quizá sea ese el motivo por el cual, sus palabras me emborrachan, o quizá sea, que jamás he encontrado algo tan parecido a lo que quisiera yo, que fueran mis palabras, cuando intento decir algo.
No lo sé.
Sólo sé qué, independientemente de que jamás sea reciproco, con este colega, el título de mi blog me pega bofetadas a dos manos.
Y siempre, siendo consciente de mi inferioridad verbal y comunicadora.

Esto no es, ni mucho menos, un intento de excusarme.
O quizá sí, mi querido Don ...R.O.