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Por otro lado, todos los textos de este blog son míos, si apareciera la pluma de otro, lo haría con su firma. Siempre.
Si te llevas alguno, cita y enlaza, no me importa que compartas, pero que yo no me entere de que te lo has apropiado.
Internet es un pañuelo.


LIVERTAD. Jamás me obligareis a escribirlo con B

29 octubre 2009

La cajera del DIA


Tienen fama de que muerden, y es cierto, yo creo que si además pudieran, nos escupirían, o algo.

Las cajeras del DIA, son algo así como de otra raza, de una de aquellas que no es mejor ni peor que esta que medio conocemos o conocemos a medias, sino de otra distinta; más agresiva, algo más abrupta y antipática de lo que ya es de por sí la raza humana.

Si en la cola del INEM, arañas la mesa de tu interlocutor que es el que te está apañando la entrevista y el futuro currele y, le miras de soslayo, en el perfil propicio para tu próximo empleo, en una esquina y en mayúsculas garabatea a modo telegrama pero claro y firme, DIA, personal, contrato basura. Entre paréntesis, que te jodan.

De este modo es como llegan allí, y se acuerdan de los muertos del de la oficina mientras mascan chicle, y de los tuyos cuando te preguntan, casi siempre y bien sobrado el tono amenazante ¿tarjeta DIA?

Y tu haces un gesto rápido de cabeza negando la respuesta de la pregunta, cruzando los dedos para que el gesto haya sido menos impertinente que el sonido de tu voz diciendo que no, pero lo suficientemente oportuno para que lo haya visto, y ella no tenga –diox lo quiera, o en todo caso que me asista- que repetirme la pregunta.

Esa es la impresión, acertada o no, que tiene la menda de las cajeras del DIA, dicho sea de paso que la experiencia me avala en este tipo de menesteres cotidianos y que entre otras cosas, ese fue uno de los motivos por los cuales la misma menda de unas líneas más arriba, dejó de comprar en los supermercados con cartel y slogan rojo y blanco.

Y me fui a Ldel, mejor precio y calidad, Ldel…

Las cajeras del Ldel, no son de otra raza, sino que suelen ser de otro país. Hablan con un acento extraño, pero entre ellas, y entre ellas además, suelen haber varios acentos, te da igual, hablan tan aprisa que no pillas un carajo hasta que te dice lo que debes, y no es que entiendas cuanto debes, sino que ya ha sacado la cuenta del queso y el chocolate, entonces miras a la pantallita y piensas ¡coño! Aunque esto no tenga nada que ver con la cajera, ni con su acento, ni mucho menos con su apatía, sino más bien, con que sabes que al Ldel o vas a comprar sola, o las cosas saltan al carro y después nadie ha sido.

Entonces optas por ir al Carrefour cuando vas en grupo familiar o manada, que viene a ser lo mismo, piara también sería un buen calificativo para la situación, y allí resulta que no hay cajera, sino cajero, mini para más señas, no me extiendo, pero se me entiende. Véase AQUÍ.

En los Mercadona, también están afincadas tras las cajas mujeres con contratos inmundos, más o menos amables, pero más viejas, es lo que hay.

¿Y que pasa con todo esto? Pues sucede que una ya, cuando sale a comprar, parece que va a la guerra, vamos, que solo le falta el subfusil de asalto, y no lo lleva porque entre el bolso y el carrito, el niño y las promociones XXL, no le caben más cosas en las manos, aunque tantea y valora la opción de adaptar un bazuca para colocárselo en el hombro y, buscándole un ángulo correcto, apoyarlo estratégicamente sobre el carro de la compra, ¿para dispararlo? Para que se vea, qué cojones, qué todos los perros ladran.

Llega un momento, en que dejas de pedir ayuda cuando no encuentras bragas de tu talla, y te compras la de color rosa, que no te gusta, pero te entra, en el que te pesas tú los tomates y les pones la etiqueta en la bolsa, un kilo, número 22, y pesas el 15 que son tomates también, pero más feos y más baratos, -eso que te ganas, que ya te lo cobran al salir por los posibles hurtos-, un momento en el que te acostumbras a ir por el super como por la selva, sin amigos, sola.

Un momento en el cual, cuando oyes por los altavoces: señorita Mary Pili, preséntese en el pasillo de cosmética en la mayor brevedad posible, miras a tu alrededor desesperada, intentando encontrar un bote de Fairy y no otro que ponga Nivea, no sea que la señorita Mary Pili mida un metro ochenta y te tenga por objetivo.

Hoy he ido a comprar papel de empapelar a uno de esos supermercados de bricolaje y decoración, después de muchas dudas sobre si unos cuadros de colores fluorescentes, en verde limón, rosa y marrón, iban a ser demasiado estrepitosos en mi comedor nuevo, he decidido meterlos en el carrito –una ida de olla como otra cualquiera- y ya, en la caja, tras haberme sacado la cuenta la moza, me comenta: es bonito este papel ¿lo has visto expuesto en la sección baños? No ¿Dónde dices que está?

Diez minutos me he tirado como una gilipollas mirando los jodidos cuadritos, que envueltos estaban muy monos, pero extendidos daban hasta mareo.

Me he dirigido de nuevo a la caja, donde me esperaba la muchacha, sudamericana y pequeñita en exceso, y le he dicho: ¿sabes? No me lo voy a llevar, me he imaginado el papel en mi salón y casi me desparramo yo sola en la sección baños.

El primer instinto ha sido llevarme las manos a la cabeza para cubrírmela, -ahora me da con el rollo en la cabeza, he pensado- y me dice ¿has visto toda la gama? Hay cosas muy bonitas. Bueno, algo he mirado, verás, vi este papel el otro día y me gustó, y me gusta, pero quizá sea demasiado escandaloso, lo creía más disperso, los cuadros, digo, tiene demasiado color.

Ven, que te enseño lo que hay.

¿Qué ha dicho? ¿Qué me enseña algo? ¿y me lo ha dicho con una sonrisa? ¿y no le importa ayudarme? Mírala, si va allí de verdad.

Y lo ha hecho.

Durante algo más de veinte minutos, ha estado pasándome hojas de papel de empapelar, comentándome como combinar los colores y las cenefas, preguntándome qué idea tenía, qué colores, dándome incluso su opinión…

¡Una persona! por diox, una persona en el super y no una cajera.

Al final no he comprado ninguno, creo que quiero volver mañana o pasado y que vuelva a atenderme ella, talvez necesite comprobar que no ha sido un sueño.

Si fuera creyente y rezara, la incluiría en mis oraciones, como soy atea y del Real Madrid, dejémoslo como un apunte en mi blog, pero que coño, hay quien se gana el cielo y ella se ha ganado este hilo.



7 comentarios:

Antonio del Camino dijo...

En más de una ocasión, cuando he leído tus aportaciones, me he acordado de los artículos costumbristas de Larra, pues, con tu particular estilo, también vienes a mostrarnos esa realidad tan cercana que, de próxima, a veces no vemos. Lo de las cajeras de Día, "clavao". Debe dar igual la ciudad en que el super esté ubicado; en mi pueblo, como que sucede lo mismo. En cuanto a esa "aparición" que has gozado (iba a escribir "sufrido", pero no es el caso), yo creo que, en el fondo, no es tan extraña. Lo que sucede es que siempre reparamos más en lo agresivo, lo borde, lo impertinente, lo maleducado..., que en quienes, simplemente, procuran cumplir con su trabajo de una manera amable. De todas formas, aplaudo tu forma de reconocimiento y, ya puesto, te animo a que vuelvas a la tienda y, si la muchacha se lleva alguna comisión (cosa que dudo), que hasta hagas alguna compra. Eso sí, cuidado con los papeles que te llevas, que luego tienen que durar mucho y no hay que cansarse de ellos.

Un abrazo.

aspid dijo...

hola antonio, no sé chico, yo hacía mil años que no encontraba una persona atenta tras un mostrador, quizá la culpa la tengan las grandes superficies donde todo parece que se distancia,yo es que soy de esa generación del colmado de la vecina, donde el barrio era algo más que un sitio donde tener una casa para dormir, de las sillas en la puerta y del tú a tú.

evidentemente las cajeras, antipáticas o no, son personas, las personas tenemos prisas y problemas y no andamos para gaitas, si además no conoces a quien despachas, menos cordialidad aún, pero sí, nos hemos acostumbrado a ello como si fuera parte de la compra, no hay conversación, ni palabras amables: cóbrame que tengo prisa. tanto. como mucho, gracias y hasta luego.

en las tiendas pequeñas, esas de las que ya quedaban pocas antes de la puta crisis y desde entonces, dos, había una persona que te asesoraba y te ayudaba, y normalmente te preguntaba por los niños, tú sabías que le habían sacado una muela y entendías su desgana.
conocías también a sus hijos y hasta el nombre de su perro.

solo nos faltaba el facebook, para llamar amigo a cualquiera.

beso y eso.

Antonio del Camino dijo...

En eso que dices de la relación entre clientes y tenderos, totalmente de acuerdo. Yo también soy de la época de la tienda de la esquina; en mi caso, "la del señor Tomás", que aún anotaba en un cuadernillo con pastas de hule lo que le iban dejando a deber las clientas, hasta que el día de paga (cada quince días o semanalmente) procedía a tachar aquellos "asientos contables", tras cobrar las deudas. Ocurre, sin embargo, que ese distanciamiento entre las personas se da en cualquier ámbito actualmente: incluso, entre los mismos vecinos, no ya de un edificio sino de la misma planta: cuatro viviendas, cuatro completos desconocidos que, a lo más que llegamos, es a saludarnos en el ascensor o a echar mano de eso tan socorrido como es el tiempo: que si no se va el verano; que a este paso nos quedamos sin agua... Son los tiempos (y no son buenos). Y luego, como bien apuntas, están todas las redes sociales donde nadie es quien parece y en donde las palabras vienen a perder su primario significado. Aquel "decir amigo", que decía Serrat, me temo que para muchos comienza a carecer del verdadero valor de otras épocas.

En fin, la edad... que le da a uno por filosofías (igual, hasta baratas.)

Un abrazo.

aspid dijo...

baratas quizá, pero no por ello menos ciertas.

perfilao dijo...

Pues aquí en general en los súper son la mar de amables. Ya en las ventanillas y taquillas varias es otro tema.

Unknown dijo...

Hola,

...Si es que al final en los super haran como en las gasolineras. Sirvase usted mismo introduciendo de antemano lo que te quieras gastar. : )

Abrazos

PD: Yo tambien rezaría a la virgen si fuese del Real Madrid : ) Y eso que no soy muy futbolero : )

aspid dijo...

uis perfilao las taquilleras....
sin comentarios :S

mira chema, la idea no es mala, pero yo sería incapaz de acertar en lo que me quiero gastar... voy recordando cosas según las veo :S:S:S:S:S

queeeeeeeee ajjjjjjjjjjjjco.


Esto no tiene título es simplemente lo que hay. Estoy remontando el vuelo y existen días mejores y otros más hijos de puta, pero no me he rendido y no voy a hacerlo tampoco, principalmente por que no me da la gana y por que aún me queda sangre.
A partir de aquí y por este motivo se puede leer cualquier cosa, algo que también me la suda bastante, es mi blog y es el espejo, es tan simple como reflejarse o no, si te quedas o te vas no es culpa mía, ni tuya, quizá nos parezcamos más de culo que de frente, en todo caso la puerta no tiene llave, no cierres al entrar y no des un portazo al marcharte.

licencia

Todo lo que hay en mi casa es propiedad mía, los textos sin firmar son de mi puño y letra, las obras firmadas pertenecen a sus autores y así constará en todo caso, todas las poesías de “el silencio del espejo” me pertenecen a mí.
Recuerdalo.
Un abrazo y muchas gracias por tu visita.
ah! la licencia real, anda por ahí abajo, es que la informática y yo no nos ponemos de acuerdo prácticamente en nada y esta vez, se ha empecinado en no querer subirme la imagen hasta aqui.
Ella misma, no pienso olvidarme de esto...
En fin...
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