La línea de las montañas,
el olor a hierva mojada,
el sol secando mi cara cada mañana.
Sonidos distintos, sonidos agnados
y la brisa golpeando mi rostro y desgarrando mi amparo.
A veces, pero sólo a veces,
quisiera no haberme olvidado,
no haberte perdido,
no estar tan lejos del sonido amado.
El sol es distinto,
son distintos los cerros,
y el olor tiene rancio,
y rancia perece mi alma.
(Pero sólo a veces,
y sólo un instante pagano.)
Aún así mi vista se pierde, buscando,
y no encuentra esa voz amiga,
ese atardecer hastiado,
la lluvia en la calle,
la nieve y su encanto.
Se pierde a lo lejos y no halla,
no encuentra sino lo lejano.
A veces perezco,
a veces renazco,
pero si me ahondas...
...si me ahondas verás
que quisiera no haberme marchado.
desde la nostalgia.
4 comentarios:
Tal vez si por fin algún día me marche termine pensando así, pero por el momento estoy desando pirarme.
Un besito
Por cierto, no me había fijado en tu frase sobre los unicornios, simplemente genial.
Otro beso y eso :P
sabes oscuro, yo me he marchado de unos cuantos sitios, pero sólo hay uno al que quiero volver.
ah! la frase delos unicornios... bonita ¿verdad?
y cierta, ¿sí?
puedes encontrarla en las cartas de magic. ;-)
besos de esos y esas cosas.
Me agrada el poema. Hay algo latente en sus versos que casi otorga la posibilidad de elegir cuándo se perece y cuándo se renace (o se vuelve)
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