Nació redonda, salada y
transparente. Cómo todas sus hermanas, rodeada de silencio. Y, cayó.
Las lágrimas se engendran en el
alma, y nacen tan desnudas, que acuchillan el rostro en un intento de vestirse
de alguien. Suelen ser, las hijas bastardas del dolor y nada les importa. A
veces, mueren en tus dedos cuando intentas detenerlas con tus manos. Se
deshacen, mojando tu piel, y las reabsorbes. Entonces nace otra.
Otra que también cae, también
resbala por tu cara, y también quema.
Si las lágrimas son, la sangre
del alma ¿Cuántas debo derramar para que muera?
Ojalá pudiera dejarlas caer sin
que me rozaran, para que no volvieran a traspasar la fina piel que me protege
de ellas.
¿Cuánta sangre tiene el alma?
Y si no puedo desangrarla, quizá
deba no volver a darle de comer.
3 comentarios:
gracias por satriani. besos nn.
Va. Como las lágrimas son tan pasajeras como cualquier otra cosa, a animarse con unos riffs simplones pero directos
Cordioparabienes.
y bonitos, gracias mi querido y viejo amigo.
eres de lo poco que conservo.
besos a traición.
Publicar un comentario