
Se había levantado con dolor de muelas, por extensión de oídos y cabeza. Dormir poco y mal y los nervios acumulados le repercutían en su abstracto cuadro de salud. Sufría de bruxismo, tan poco sofisticado como el resto de cosas y situaciones que rodeaban su existencia y tan molesto como una garrapata. Aquella mañana deseaba escribir el mejor texto jamás redactado ¿por algo en especial? Porque era un gran reto en su estado físico patético. Tras intentarlo unas ochocientas veces sin éxito, decidió hacer sopa para comer ¿de arroz? Se preguntó ¡de letras! A ver si así me inspiro, y engulló por decenas todas las letras del abecedario más algún número perdido en la cazuela. Tras ordenar las letras de cada cucharada y utilizar los escasos números para ordenas sus ideas literarias, este, fue el único texto que pudo componer.
4 comentarios:
Los estados físicos patéticos a veces crean magníficas obras literarias, incluso musicales. Una obra maestra, el Requiem de Mozart, fue compuesto en un estado de salud lamentable. Este texto - espero no condicionar con mi opinión al haber puesto el primer comentario, pero me ha gustado mucho - demuestra que, el dolor del cuerpo, empuja, muchas veces, a que el alma se supere.
pst, o te la pisas.
en todo caso, gracias.
el dentista me hizo una mordaza para dormir, y ahí está, en la mesilla de noche criando musgo. He descubierto que es mejor apretar los dientes que morir ahogado por tu propia saliva. Y eso también aplica al resto de las (ene) mordazas que ahogan la vida.
en eso andamos coco, en eso andamos, haciendo maletas y acordándose de la madre de alguno y alguna, maldiciendo en retórica que queda bastante más fino y sirve de ejercicio mental.
besos.
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