a la ñorda

A raíz de una serie de bretes, la menda lleva unos días dándole vueltas al jeró.

Juan Manuel Fernández Montoya, más conocido como Farruquito; -sí el mismo del atropello y la trola- ha sido, junto con la sociedad que me rodea, los causantes de tal situación.

Vuelvo a remitirme a que no puedo chanelar –quizá tú, ahora tampoco- a porque en la calle –lumi- se anda levando de boca en boca al jodío gitano que atropelló y se fue –bulero y jincalé- muchas, las más de las veces, por ser caló y no por ser simplemente un animal.

Donde se vuelve a juzgar –sarplar malamente- a toda una etnia, porque un individuo ha cometido una falta, indiscutiblemente, grave y vergonzosa, pero que salpica a quien no debe. –Ostebé- 

Llevo toda la puta vida siendo quien soy, ni más ni menos.

Y llevo toda la puta vida defendiendo algo que me he ganado por derecho y con esfuerzo.

Estoy harta de mis ojos y de mi piel clara, estoy harta de confundirme entre la gente y de que la gente me confunda. 

¿Sabéis que pasa cuando los demás te creen igual? Que se le va la lengua. 

Y comienzan a decir lo malparida que eres, mirándote a los ojos, porque no saben que te lo están diciendo a ti. Porque ignoran que te están englobando en todas y cada una de sus palabras, en todos sus desprecios, qué cada uno de sus insultos te está llegando al alma.

Parezco lo que no soy y hasta de eso me han acusado.

Me remito a las palabras de mi Fali, porque son las únicas que me reconfortan.

No somos los mejores, tampoco los peores. 

Somos únicos.

Chindinó, sinelo callí.