Nata vino a casa hace cuatro años.
Vivíamos antes en un pueblo cerca de Granollers, Barcelona, y un amigo de Internet comentó que tenía una gatita parida y cinco gatos para regalar.
Había recogido a la madre de Nata de la calle, alguien le había pegado un tiro. Una preciosa gatita blanca llena de sangre, así que el muchaho y su mujer, corrieron al veterinario para salvarle la vida a aquella gatita callejera.
Vivíamos antes en un pueblo cerca de Granollers, Barcelona, y un amigo de Internet comentó que tenía una gatita parida y cinco gatos para regalar.
Había recogido a la madre de Nata de la calle, alguien le había pegado un tiro. Una preciosa gatita blanca llena de sangre, así que el muchaho y su mujer, corrieron al veterinario para salvarle la vida a aquella gatita callejera.
El veterinario no sólo la salvó, sino que además salvó la vida de los cinco gatitos que llevaba en el útero.
Así nació Nata.
Y aquella pareja, amantes de los animales, trajeron desde Granada a Granollers a mi Nata.
Así llegó a mi casa.
Han sido cuatro años bonitos, y debo agradecerlo a la gata y a Yandros.
Ella ha sido siempre una gata muy especial, muy nerviosa y desconfiada, conseguimos que nos quisiera, nunca se portó mal, ni en casa, ni con el niño.
Te vas a dormir, le decía anoche mientras agonizaba. Murió tranquila, sabiendo que la queríamos.
Por la mañana quiso salir a la calle, a corretear por el jardín, y se fue, contenta, como todos los días.
Volvió por la tarde, ensangrentada, todo su pelo blanco lleno de sangre. Toda manchada.
Y ahí termina practicamente todo.
los detalles no me gustan, no los de esta historia, así que me los guardo y haré con ellos una maleta.
Le he mandado un mensaje al chico que me regaló a Nata para decírselo, pensé que querría saberlo.
Pero si miro la foto de mi Nata he imagino que puedo hablar con ella y que me escucha, tengo muy pocas cosas que decir.
Que te quiero, que te voy a echar mucho de menos, que veo tu trocito de sofá donde no estás, que he buscado en todas las carpetas de fotos y ahora creo que hay muy pocas y, que me perdones.
Te quiero mi preciosa gatita blanca.